SINOPSIS: Adèle (Adèle Exarchopoulos) es una estudiante de preparatoria francesa que vive su adolescencia de manera más contemplativa y silenciosa que el resto de otras jóvenes, hay un algo que no logra completar en la búsqueda de su identidad y que intentará encontrar a través de la exploración y vivencia de su vida sexual.
Estamos ante una película que fue premiada con tres Palmas De Oro, a mejor actriz principal, de reparto y dirección; y a mejor película por parte del premio otorgado por la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica; podríamos asegurar que dichos premios se justifican respecto a los temas tratados (consideremos la realidad progresista y de primer mundo donde se desarrolla el film) y a la apuesta de fotografía, guion adaptado y dirección del film; pero todos los premios y la forma de plantear el conjunto de la obra, llegan al límite del gusto del público respecto a la empatía que pueda producirse en el espectador, y que pudo haber sido a través de la simplificación de su propuesta.
La vida de la adolescente protagonista del film se desarrolla entre las clases de Literatura que son de su agrado, su cotidiana y pasiva vida familiar, las confesiones con sus amigos y las ocasionales fiestas a las que asiste. Desde las primeras escenas de la película, se revelan temas tan interesantes como lo son adolescencia e identidad; puesto que es este último concepto aquel que determina la primera parte de esta galardonada película francesa.
Adèle se da cuenta que su búsqueda de identidad sexual; que coincide con su encuentro con Emma (Léa Seydoux), estudiante de Bellas Artes universitaria, será para ella un poco más compleja de lo normal, debido a los inesperados prejuicios de sus propios compañeros y el miedo propio de lo inesperado que puede surgir del primer gran amor de su vida. La relación con Emma se profundiza y las lleva a la segunda parte de la película, con ambas como adultas y manteniendo una vida de pareja profunda y comprometida. Es en este momento, en el cual los problemas de pareja, celos y falta de determinación pueden llevarla a un momento de crisis de su vida de adulta.
Puede ser una película algo extensa y detallista en función de lo simple y acabado que se propone narrar; y al mismo tiempo puede que su mensaje esté distanciado del contexto europeo en el cual se desarrolla; pero que expone temáticas que son muy importantes en sociedades en desarrollo como la nuestra, como lo es la tolerancia, la igualdad y la identidad sexual.
En resumen, una apuesta para aquellos que desean enfocarse en el cine independiente; o simplemente para quienes pueden quedarse con algo profundo de una ida al cine.
BONUS TRACK:
– Cabe destacar la presencia de Alma Jodorowsky (en el papel de Beatrice), nieta del polifacético artista nacional Alejandro Jodorowsky, quien está en semana de estreno de su film autobiográfico “La Danza de la Realidad”, más información en este POST de Galadnor.
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Estreno: 19 de junio.
Director: Abdellatif Kechiche.
Guión: Abdellatif Kechiche, Ghalya Lacroix (Basado en la novela gráfica de Julie Maroh).
Reparto: Adèle Exarchopoulos, Léa Seydoux, Salim Kechiouche, Mona Walravens, Alma Jodorowsky.
País: Francia.
Duración: 180 minutos.
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TRAILER
[youtube]http://youtu.be/BEgIflNyQfY[/youtube]
AUTOR: HEREJECONSUMADO
Sinceramente, para que se hagan películas lésbicas como ésta prefiero que no se haga ninguna… porque mucho decir que visibilizan y normalizan pero parece que nadie ve que en realidad estamos en lo de siempre: las relaciones entre mujeres se convierten en objetos de morbo masculino y en escenitas degradantes de tetas y coños antes que en cualquier otra cosa, y eso es más un retroceso que un avance.
Soy lesbiana y estoy muy harta de escuchar tantas alabanzas absurdas a esta película que no es más que el desahogo pornográfico de las obsesiones de un director déspota. Fui a verla ilusionadísima porque el cómic me había encantado y tenía las esperanzas de encontrarme con algo igual de bueno o quizá mejor, pero no puedo expresar mi sorpresa al encontrarme tamaña basura… Quince minutos de porno lésbico completamente gratuito e injustificado que ensucian el resto del metraje y actúan a modo de llamada de atención desesperada (así como llamada a la recaudación, a la audiencia y a la crítica masculina) para disculpar tres horas insustanciales, desaprovechadas y vacías, con lo que podía haber dado de sí una temática inicial tan fantástica. El director sólo se preocupó de rodar tijeras y cunnilingus, no hay rastro de la profundidad de la novela gráfica, de su estética cautivante, de su buen gusto, de su sensibilidad, de su despliegue en cuanto a temas y motivos… sólo sexo explícito, poses ridículas y morbo facilón para arrastrar a la gente a verla y convertirla en vouyers.
Sin esas largas escenas de sexo la película habría ganado en dignidad y fuerza, precisamente es contraproducente a su causa este excesivo regodeo. En lugar de estas escenas (o de gran parte de ellas) se podría haber aprovechado metraje e incluir, por ejemplo, una escena de ataque homófobo de los que están tan tristemente vigentes en Francia u otros países europeos, eso sí contribuiría a una mayor sensibilización del público y no una escena como la de las tijeras con la que la película cae en el ridículo, se descalifica a sí misma y le da la razón a quienes afirman que es pornografía mostrada sólo con el propósito de excitar. ¿Cuál es la intención si no de regodearse de tal manera? ¿Si no vemos ocho orgasmos no entendemos la pasión entre ambas protagonistas? ¿O la “necesidad” de meter estos quince minutos de sexo salvaje era porque si no nadie aguantaría tres horas soporíferas viendo a una actriz con cara de empanada? Mucho más importante y vital para la trama era la escena suprimida en el montaje final de los padres de Adèle echándola de casa cuando la pillan en la cama con Emma, que en el cómic marca un punto de inflexión importantísimo en la vida de la protagonista y así debería haber sido igualmente en la película para entender mejor su desamparo y su soledad. ¿Por qué se suprimió entonces? ¿Para darle más minutos al sexo? Resulta incomprensible.mar. jun. 10, 05:49:00 a. m.Paula Alonso dijo…Me pregunto cómo es posible que nadie (o muy pocos) vean lo que es en realidad esta película: una fantasía pornográfica de un director heterosexual, basándose en un juicio apriorístico de cómo follan dos lesbianas que no es más que su propio deseo puesto en imágenes (y además tiránicamente, en plan “vosotras tocaos hasta la extenuación que yo filmo mientras babeo). De haber sido dos hombres los protagonistas (o un hombre y una mujer), el director jamás se habría recreado así en una escena sexual entre ellos y la película no habría sido tan brillante para los críticos. Si la pareja hubiera sido heterosexual y si el sexo, aunque realista, hubiera sido tratado de manera más sutil, de esta película ni se habla. Y mucho menos se la premia. Pero claro, a los críticos heterosexuales les ha gustado mucho y por eso ganó Cannes…
Por eso, lo que me escama de todo esto (aparte de que me es imposible simpatizar con un señor que ha hecho que sus actrices se sientan poco menos que abusadas…) es que el director ha reducido una historia compleja sobre el amor, la amistad, la intimidad… en una larguísima escena de sexo hecha desde el punto de vista de un observador masculino que reduce a las lesbianas y a las mujeres en general en objetos hipersexualizados cuyas prácticas sexuales deben ser aquellas que despiertan los deseos del público. Como siempre, se reduce a las mujeres (lesbianas o no) a lo mismo. Objetos. Objetos con los que vender, comerciar, excitar… objetos masturbatorios y poco más.
Esta película no hace ningún favor a la causa homosexual, más bien todo lo contrario.
Si me extiendo tanto y me expreso con tanta vehemencia es porque quiero que mi punto de vista (que es el de muchas lesbianas también) ayude a entender por qué tanta indignación justificada con esta película, por eso insisto en dar explicaciones de lo que considero que es un enfado lógico (el que también siente la propia autora del cómic) y no una pura histeria “porque sí”.
Te recomiendo encarecidamente la lectura del cómic original para que compruebes la diferencia por tí misma en todo cuanto afirmo: claro que hay sexo, de hecho nadie niega la necesidad de que lo haya, pero está tratado de una manera completamente diferente: con buen gusto, sensibilidad y respeto. Son escenas estéticas y realistas, no tan facilonas, exageradas y burdas como en la película, donde la mirada masculina y casi onanista se delata por sí sola. La autora, Julie Maroh, también expresó su indignación al respecto. Conste, insisto, que en ningún momento se discute sobre no mostrar sexo en la película, de hecho es necesario y está justificado que se muestre, pero no ASÍ. El problema no es con el sexo explícito siempre que esté justificado y bien presentado. El problema es cuando se ha decidido mostrar una escena sexual larguísima con el único propósito de crear morbo gratuito y polémica para después querer tomar al espectador por tonto, hacerse el ingenuo y pretender venderlo como “arte”. Eso es lo indignante. Más que una relación sincera y realista entre dos mujeres parece una fantasía pornográfica bastante tópica (e incluso ridícula por determinadas posturas) de un hombre heterosexual.
Ten por seguro que si Kechiche hubiera dirigido “Brokeback Mountain” o una historia de amor con dos hombres como protagonistas, ni de coña se habría recreado tanto. Es por este cúmulo de circunstancias por el que las lesbianas nos sentimos tan ofendidas: se nos reduce siempre a lo mismo, al mismo papel de objetos destinados a dar placer o morbo a la audiencia… Es curioso que las mayores alabanzas procedan, justamente, de hombres heterosexuales; las mujeres, heteros o lesbianas, la ponen bastante peor y son mucho más críticas. Será quizá porque la cosificación sexual de la mujer es algo tan enquistado en nuestra sociedad, en todos los ámbitos, lo tenemos tan admitido, que ni se permite darle la vuelta cuando alguien lo cuestiona (y entonces, de hacerlo, se nos tacha de histéricas, mojigatas o estrechas de mente, como si confundiéramos “abiertos de mente” con “necesidad de mostrar sexo explícito”) y, como siempre, se visibiliza a las lesbianas sólo para la consecución del placer masculino; se las muestra como objetos sexuales en la pantalla con la hipócrita excusa de que es necesario ver esas escenas pornográficas para entender la vida de la protagonista. Y así, la vida de Adèle se queda reducida a “La vida sexual de Adèle”. Una película fácil, vulgar, pornográfica, con todo lo que podía haber dado de sí (no se dedica apenas atención a la lucha interior de la protagonista, a los conflictos con sus padres y amigas ni la solución a los mismos, no se incide en la necesidad de una mayor visibilización y normalización, etc.)… Creo sinceramente que Kechiche no quiso desarrollar con la misma extensión y profundidad ningún otro tema más que el sexual, disfrazando tal cantidad exagerada de escenas pornográficas bajo tres horas de “cine” y “arte”. El director parece que sólo se dirige a un público específico para que alabe su obra. Podía haber hecho una verdadera maravilla, pero se dejó cegar por el recurso más fácil y explícito. Es verdaderamente una lástima.
Muchas gracias, me da gusto que puedas expresar tu propia crítica en base a tu lectura del texto original, y de tu experiencia de vida.
Un saludo, Juan Manuel Rojas (herejeconsumado) parte del staf de Galadnor.cl.
Yo pienso igual, además creo que es importante explicar el
porqué de nuestra indignación (que no es una mera “pataleta” ni mucho
menos el producto de una militancia fanática, como muchos creen) para
que mucha gente empeñada en ver esta película como lo que no es entienda por fin que si se rodó así es simplemente para crear morbo gratuito y para poder sobrellevar una discriminación y una falta de respeto a las que los homosexuales, por desgracia, nos tenemos que enfrentar con demasiada frecuencia.
Si alguien quiere hacer porno, que lo haga, pero que no lo justifique
haciendo ver que defiende algo o a alguien y sobre todo que se atreva a
llamarlo por su nombre y a no disfrazarlo de otra cosa. Además creo que
el poder de la sugerencia es mucho más importante que lo explícito y
fácil, y creo que esta película, además, oculta sus carencias bajo
toneladas de sexo explícito completamente injustificado. Está claro que a
los hombres heterosexuales el tema lésbico les encanta y les atrae
muchísimo, pero se les ve mucho el plumero para que luego lo nieguen con
tanta hipocresía… Lo que ha rodado Kechiche no es arte, es simplemente
pornografía para canalizar sus propias fantasías y disfrazarlas a través
de tres horas de “pasión”, “filosofía de los cuerpos” y “sensibilidad”,
y si algo me molesta especialmente en esta vida es que traten de
venderme una moto falsa o que quieran hacerme comulgar con ruedas de
molino.
El cuadro del tipo que se excita viendo sexo entre dos mujeres es tan
antiguo como el mundo, y “La vida de Adèle” no hace sino alimentar la
fantasía de la que se nutren las películas porno de toda la vida. No
entiendo con qué derecho este director se ha atrevido a utilizar a las
lesbianas a través de una película que no es más que una apropiación
machista y morbosa de su sexualidad.
Nos ha costado mucho que a las lesbianas se nos respete (y aún nos
sigue costando diariamente) para que nos tengamos que ver expuestas de
este modo y se nos visibilice sólo para fomentar el mito erótico frente
al público mayoritariamente masculino, lo cual además resulta de muy mal
gusto y muy frustrante, porque sentimos que es como si al exponer
nuestro disgusto nos increparan: “¡Encima que os visibilizamos y de una
manera artística además, os quejáis cuando deberíais aplaudir, sois unas
histéricas y unas puritanas!”. Es casi como cuando las mujeres se ven
“obligadas” a agradecer ese piropo que reciben por la calle sin haberlo
pedido.
Sinceramente creo que el día que veamos penes en pantalla con la
misma frecuencia con que vemos coños y tetas podremos empezar a hablar de igualdad… y hasta que no vea una película de este mismo director que se recree durante diez minutos en dos hombres gays practicando un “justificadísimo” y “bellísimo” sexo anal seguiré pensando que Kechiche es un vulgar onanista y sólo ha buscado plasmar su propia fantasía y la de muchos hombres (como digo en mi comentario, es sintomático tanto la Palma de Oro en Cannes como que las mayores alabanzas procedan de críticos masculinos).