SINOPSIS: Claudia y Flavio se llevan amando siete años. Su pasión es demoledora e intelectualmente estimulante. Entre sus tiras y aflojas, sus noches en blanco impregnadas de discursos tan paradójicos como universales y los psicofármacos camuflados en un frasco de vitaminas, su historia termina de golpe. Él siente la necesidad de aterrizar después de un larguísimo y vertiginoso vuelo; ella no consigue volver a tierra, prisionera en un espacio intermedio en el que resuenan sus monólogos compulsivos.
“Amores frágiles” (el original sería algo como “Amantes que no saben estar en el mundo”) es una película italiana de Francesca Comencini, protagonizada por Lucia Mascino, Thomas Trabacchi y Carlotta Natoli.
Su hora y media de duración nos cuenta la historia de Claudia (Mascino) en su “duelo” luego de la separación con Flavio (Trabacchi). Y hay que destacar principalmente las actuaciones, que son un punto alto en esta mezcla de drama con tintes cómicos.
Aunque no nos reiremos mucho y puede hasta que nos canse el personaje principal. Y no porque sea estereotipo de mujer obsesiva o algo similar. Si no porque este estereotipo se recalca en todas las escenas y termina aburriendo.
Y en “Amores frágiles” hay otros elementos que no cuadran al completo, como las imágenes de otros tiempos intercaladas o la inclusión forzada de tópicos actuales como la lucha feminista por equidad de género.
Esta película intenta ser fresca e inteligente, pero entre tanto diálogo –que es lo que la sustenta –no encontramos demasiado contenido y terminamos viendo un híbrido de géneros diluido sin mucha fuerza ni sentido.
Su última media hora es mejor que el resto y con la forma que empieza a contarse ahí la historia se salva un poco del sopor, pero “Amores frágiles” no alcanza a ser un producto entretenido en muchas ocasiones y como reflexión de una relación tormentosa tampoco entrega un mensaje tan certero.
Directora: Francesca Comencini |