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SINOPSIS: Audrey Rose Wadsworth, de diecisiete años, nació como la hija de un Lord, con toda una vida de riqueza y privilegios por delante. Pero entre las fiestas de té y los vestidos de seda lleva una vida secreta prohibida. En contra de los deseos de su severo padre y las expectativas de la sociedad, Audrey se escapa frecuentemente al laboratorio de su tío para estudiar la espantosa práctica de la medicina forense. Cuando su trabajo en una serie de cadáveres asesinados salvajemente la arrastra a la investigación de un asesino serial, su búsqueda de respuestas la llevará muy cerca de su propio mundo protegido. [/box]
En el mes de mayo Ediciones Urano con su sello Puck trajeron a Chile el libro A la caza de Jack el Destripador, una novela young adult que revive los asesinatos ocurridos en Londres en 1888 con el famoso asesino de mujeres y una chica que lo conoció sin darse cuenta.
La historia se centra en Audrey Rose, una chica de 17 años que siente una fascinación por la ciencia forense y que asiste a clases en secreto con su tío. Sin embargo, cuando comiencen a llegar cadáveres de prostitutas asesinadas de forma macabra y ella vea a las personas que conoce relacionadas con las víctimas, iniciará una búsqueda del culpable para poder liberar a las calles de Londres y a su propia familia.
Debido a la época nuestra protagonista lucha de forma constante contra las imposiciones de género y sus limitaciones. Siempre voy a estar a favor de historias que apuesten por el girl power, sin embargo, en este libro no es bien llevado a cabo y produce el efecto contrario. Esto principalmente porque Audrey Rose se considera la única chica de su edad con gustos poco comunes, se considera la única que está en contra de las reglas, es condescendiente con las chicas de su edad diciendo que algún día se van a liberar o que no piensan diferente porque no pueden. Sin siquiera considerar la posibilidad de que se puede ser inteligente de distintas formas o adecuándose a las situaciones.
Dentro de lo mismo, la protagonista se vuelve insufrible porque el libro viene narrado desde su punto de vista. Así que de forma constante la tenemos pensando en lo diferente y única que es, en cómo se enfrenta a abrir cadáveres, lo fuerte e inteligente que es, etc. No obstante, cuando llegaba a esos momentos en que teníamos que ver su fortaleza se sentía enferma, quería vomitar y varias veces se desvanecía y alguien tenía que sujetarla, por completo opuesto a lo que Audrey dice de sí misma. El tío y Thomas elogian su agudo intelecto, pero por desgracia los lectores no tenemos oportunidad de ver realmente este aspecto porque nunca lo demuestra. En especial al final cuando las pistas comienzan a ser evidentes y es incapaz de conectarlas.
Como gran parte de los libros YA tenemos una historia de romance, que en estos casos suele ser el punto fuerte. Sin embargo, aquí es forzado y poco natural. Los personajes no muestran tener una química real y las interacciones terminan siendo incómodas. Tanto por las personalidades poco complejas de ambos y porque tanto Audrey como Thomas son personajes antipáticos. Esto llevaba a que las interacciones que pretendían ser graciosas solo resultaran extrañas. Aunque es posible ver que la intención de la autora era crear una pareja que funcionara también como compañeros, algo como un Sherlock-Watson, que podría haber sido muy interesante de leer.
A su favor tengo que decir que la documentación es evidente por parte de Kerri, hay detalles en los nombres, en las descripciones de los cadáveres, en el uso de los apodos, las cartas de parte de Jack, etc. Se nota que la autora investigó bastante sobre el caso antes de escribir el libro y las libertades que se tomó fueron de forma voluntaria a favor de la historia. Además, la edición es muy cuidada, viene con detalles al inicio de los capítulos y con fotografías sobre el Londres victoriano que van acorde a lo que se menciona en la historia.
Finalmente, A la caza de Jack el Destripador es un libro que contaba con todos los elementos para ser una historia divertida y atrayente, pero que, por desgracia, terminó cayendo en personajes planos, una protagonista insufrible y una trama poco coherente.
Muchas gracias a la editorial por el ejemplar.
Autor: Kerri Maniscalco
Editorial: Urano– Puck
N° de páginas: 352
ISBN13: 9788492918287
Idioma: Español
Precio: $14.900
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Kerri Maniscalco (Estados Unidos)-. Creció en una casa semiembrujada en las afueras de la ciudad de New York, donde comenzó su fascinación por los ambientes góticos. En su tiempo libre lee todo lo que llega a sus manos, cocina toda clase de comida con su familia y amigos y bebe demasiado té mientras debate los detalles más complejos de la vida con sus gatos. A la caza de Jack el Destripador es su novela debut en la que mezcla su amor por la ciencia forense y las historias inconclusas.
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Se debe tener respeto por toda obra, pues el mero hecho de que un autor concluya una historia es digno de encomio, y más aún lo es cuando se trata de una labor tan extensa y minuciosa como resulta “A la caza de Jack el Destripador”. Toda lectura a su vez es subjetiva, y aquello que a un lector le agrada o, incluso, le fascina, deja indiferente a otro, y hasta le rechina. Dicho lo cual, señalaré que me costó mucho leer esta novela y tomarle el gusto a su trama, pese a que aborda un tema muy atrayente. No pude quitarme esa sensación de irrealidad que permea el libro. La técnica de usar a un personaje femenino narrando en primera persona me pareció un error. Un tributo excesivo a un público juvenil en detrimento de lectores de mayor edad. Considero que una historia potencialmente muy interesante se estropeó por esos permanentes toques de novela rosa que se le intercalan. El enamoramiento de la protagonista respecto de Thomas, el apuesto asistente de su tío el forense, me parece un ejemplo de esa orientación fallida del argumento. En fin, mucha fantasía teñida de rosa que, en mi modesto criterio, terminó destruyendo el corazón de la historia. Esa mezcla de géneros (romántico, misterio, gótico, etc) me hizo demasiado densa la lectura dejándome el sabor de que se desperdició una ingeniosa idea, que quedó eclipsado el talento, que por momentos nos muestra la escritora, y también su arduo trabajo de documentación sobre la época victoriana y los crímenes del destripador de Whitechapel.