[box type=”shadow”]
SINOPSIS: publicada en 1929, Un cuarto propio trata, básicamente, de la relación entre la condición femenina y la literatura, desde el punto de vista de una de las mejores y más singulares escritoras del siglo xx, Virginia Woolf, que volcó en cada una de sus páginas su inconfundible sensibilidad, el acervo de sus vivencias y su particular subjetividad. Obra en la que según Jorge Luis Borges, autor de la traducción, «alternan ensueño y realidad, y encuentran su equilibrio», «Un cuarto propio» es una lectura inolvidable para todo aquel, sea hombre o mujer, interesado por los siempre sutiles vínculos entre vida y creación artística.[/box]
Un cuarto propio es un ensayo que escribió Virginia Woolf en el año 1929. A pesar de que Woolf usa un narrador ficticio y nos habla de personajes tanto reales como inventados, el texto se considera un ensayo, además, ícono del feminismo. Este nació porque se le pidió que escribiera un discurso sobre las mujeres y la novela, pero esto terminó acarreando tantos otros pensamientos que la autora no se sintió satisfecha con solo dedicarse a citar a grandes escritoras.
Quizá muchas personas puedan creer que la respuesta de la autora sobre lo que se necesita para escribir debiera ser algo romántico, o casi poético, pero lo que hace es llevarlo a la realidad: espacio y dinero. Lo cierto es que nos habla de un hecho muy sencillo: sin un espacio para escribir, no se puede ser escritora. Sin tener el dinero para permitirse el escribir, no se puede escribir. Y las mujeres a lo largo de la historia se han visto privadas particularmente de ambas cosas. El primer paso para que una mujer escriba es que tenga un cuarto propio para hacerlo.
Cierren sus bibliotecas si quieren; pero no hay puertas, ni cerraduras, ni cerrojo que cierre la libertad de mi espíritu.
Woolf no quería solo hacer un recorrido por grandes figuras de mujeres que lograron abrirse espacio en un mundo de hombres. No, la autora hizo mucho más. Nos llevó por un viaje por la literatura, en especial por cómo los hombres escribieron sobre las mujeres y pusieron palabras en sus bocas. Un viaje que pasó por Aphra Behn y las innumerables puertas que abrió. Por Austen y las Brontë, y todos los procesos y dificultades por las que pasaron. Pero también por aquellas mujeres que mostraban un impulso natural a escribir, sin embargo fueron miradas en menos, discriminadas por querer hacer algo tan atrevido y propio que se volvieron locas por todas las palabras contenidas y que quedaron encerradas dentro de ellas. Por la ficticia y querida Judith Shakespeare, quien de haber existido, hubiese sido consumida por la indiferencia y poca apreciación de su talento solo por su condición de mujer.
La pluma de la autora resulta refrescante, a lo que se suma una buena traducción hecha por Borges. Maneja a la perfección el humor y el sarcasmo siempre en la medida justa para que nunca se vuelva ofensivo. No es solo un mensaje poderoso, sino que una forma muy inteligente de entregarlo que resulta altamente efectiva.
Finalmente, Un cuarto propio es un ensayo con una pluma preciosa, pero más que eso es necesario, ya seas mujer u hombre. Un ensayo que dice que lo primero para que una mujer pueda escribir, es que tenga el espacio y el dinero para hacerlo. Un reconocimiento a grandes historias, pero también a todas aquellas que fueron consumidas por la indiferencia debido a su sexo.
Autor: Virginia Woolf Editorial: Lumen – Me gusta leer Saga/Autoconclusivo: Autoconclusivo Género: ensayo | N° de páginas: 160 ISBN13: 9788426409225 Idioma: Español |
[author] [author_image timthumb=’on’]https://static.megustaleer.com.ar/images/autores_300_x/CL0000021819.jpg[/author_image] [author_info]
Virginia Woolf (Inglaterra, 1882 – 1941)-. Desde sus primeras obras Virginia Woolf resaltó su intención de llevar las novelas a algo más que a una mera narración. En sus siguientes trabajos, La señora Dalloway (1925) y Al faro (1927), la autora expresaba los sentimientos interiores de los personajes con técnicas propias, consiguiendo grandes efectos psicológicos por medio de imágenes, metáforas y símbolos. Su técnica se consolidó con Orlando (1931) y Las olas (1931), que le dieron un puesto indiscutible dentro de la mejor literatura universal. Además, Woolf escribió biografías y ensayos tan famosos como Un cuarto propio (1929), un ensayo que aún hoy es inspiración para las nuevas generaciones de mujeres, o Flush, la biografía del perro de la poeta inglesa Elizabeth Barrett.
[/author_info] [/author]