[Review de cine] El triángulo de la tristeza: una cinta que presenta una serie de situaciones absurdas con el fin de criticar aspectos relacionados con la desigualdad

Este jueves 23 de febrero se estrena en cines El triángulo de la tristeza gracias a Diamond Films Chile, una comedia negra escrita y dirigida por Ruben Östlund. La cinta se hizo acreedora de La Palma de Oro en la categoría de Mejor Película en el marco del pasado Festival de Cannes y ha sido nominada en la 95.ª edición de los Premios Óscar en las categorías de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión Original.

Luego de que un yate lujoso es atacado por unos piratas en medio del mar, un conjunto de personas privilegiadas deben intentar sobrevivir en una isla aparentemente desierta, donde todo el dinero que tienen no les sirve de mucho.

La cinta está dividida en tres partes, la primera introduce a los protagonistas Carl y Yaya (interpretados por Harris Dickinson y Charlbi Dean, respectivamente), una pareja de modelos e influencers, mientras que la segunda parte está centrada en introducir al resto de personajes y el crucero en el que ocurre parte de la historia. Por último, luego de que el yate es atacado por piratas, la tercera parte está enfocada en mostrar las interacciones entre los pocos personajes sobrevivientes en una isla aparentemente desierta.

Parte de la crítica que hace la película es hacia los discursos vacíos de igualdad que usan algunas marcas en sus campañas, cuando en realidad siempre va a haber una notable desigualdad entre quienes tienen dinero y quienes no. Esto último se refleja sobre todo en las dinámicas entre los invitados mimados y los trabajadores del yate en la segunda parte de la historia.

Otra de las críticas de la cinta es en torno a lo inútiles que son las personas adineradas en un contexto donde el dinero no sirve de mucho, como una isla desierta en la que deben sobrevivir. En este ambiente, personas no adineradas como Abigail (interpretada por Dolly de Leon), la gerente del baño del yate, ganan poder y reconocimiento por su utilidad y habilidades para sobrevivir. 

Además, la historia reflexiona en torno a los roles de género, sobre todo a través de la pareja principal, Yaya y Carl, donde este último no quiere cumplir con el estereotipo de lo que significa ser el hombre en una relación amorosa, a pesar de que ella parece conforme con esos roles definidos. Esta mentalidad de Carl se mantiene a lo largo de toda la película. 

Las ideologías políticas también son abordadas en la trama, en una absurda interacción entre uno de los invitados que es un capitalista ruso y el capitán del yate (interpretado por Woody Harrelson), que es un marxista estadounidense. 

En cuanto al humor de la cinta, se centra sobre todo en mostrar situaciones absurdas. Sin embargo, es un error que los mejores momentos cómicos de la historia se muestren en el trailer, pues no funcionan tan bien una vez mostrados en la pantalla grande, donde además son más largos.

Uno de los aspectos de la cinta que se debería tener en consideración antes de verla es el hecho de que hay un conjunto de escenas donde se muestran imágenes explícitas relacionadas con los vómitos y excrementos. Asimismo, en algún punto de la historia uno de los personajes mata no tan explícitamente a un burro. 

Respecto al final, la historia termina de forma abrupta en un momento culmine y deja mucho a la imaginación e interpretación de quien va a ver la película.

En resumen, El triángulo de la tristeza se siente como una critica tanto hacia los discursos vacíos de igualdad que usan algunas marcas en sus campañas de marketing como a lo inútiles que son las personas adineradas en contextos donde el dinero no les sirve de mucho, esto a través de una serie de situaciones absurdas que definen el humor de la cinta. Asimismo, reflexiona en torno a distintas temáticas como los roles de género y ciertas ideologías políticas.