SINOPSIS: Cuando el visionario arquitecto László Toth y su esposa Erzsébet huyen de la Europa de posguerra en 1947 para reconstruir su legado y ver el nacimiento de la América moderna, sus vidas cambian a causa de un misterioso y adinerado cliente. |
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Una vez que el intermedio nos dio quince minutos para procesar la primera hora cuarenta de El Brutalista, era palpable el sentimiento colectivo de que estábamos presenciando una obra excepcional.
No solo los detalles técnicos que rodean a esta cinta son fantásticos, ya que la historia que esta contiene supera todas las expectativas. Dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial, El Brutalista es la crónica de un arquitecto judío que escapa a Estados Unidos con la esperanza de comenzar una nueva vida.
Pero nada nos preparó para lo que venía después. Una segunda parte que retoma la grandeza de la primera y retuerce todo lo que ingenuamente anticipábamos para nuestro protagonista.
Nos encontramos con un estudio de personajes crudo, agonizante, y en general, una muestra de las consecuencias del exilio, la búsqueda incesante de la identidad perdida, y la culminación de un proyecto arquitectónico revolucionario lleno de significados ocultos.
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Un desarrollo de personajes desgarrador
Este drama de proporciones épicas gira alrededor de László, quien, sin noticias de su familia, debe adaptarse a una cultura distinta a la suya, donde el conservadurismo, el antisemitismo, el racismo, y la pobreza son dominantes.
Cuando el primo de László, Attila, lo introduce a la acomodada familia Van Buren, su vida da un giro monumental, ya que se le ofrece el proyecto de su vida después de diseñar un despacho despampanante para el padre de la familia, Harrison.
El Brutalista muchas veces se siente como una montaña rusa, ya que los sucesos por los que pasa László son un montón de altibajos. Mezclado con una cinematografía increíble de la que habláremos después, la historia de nuestro protagonista es sumamente inmersiva, y cuando le ves en la cima, no puedes esperar a ver qué va a pasar ahora que todo “luce bien”.
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Una vez que László comienza a diseñar su proyecto arquitectónico, y su esposa llega a Estados Unidos con la ayuda del abogado de Harrison Van Buren, su vida comienza a consumirse poco a poco.
Los imponentes y sólidos muros de concreto que asientan las bases del proyecto de László pueden ser fácilmente una representación de los muros que él coloca a su alrededor ante la presión que su esposa, ahora enferma, y la importancia de que su proyecto salga según lo planeado, ejercen sobre él.
El primer acto es todo sobre resignación, adaptación y un atisbo de esperanza, pero el segundo acto es impresionante, ya que cambia el tono de la película por completo, tornándola oscura en cuanto a los temas que desarrolla.
La corrupción y la pérdida del ser, abuso sexual, traumas no resueltos, enfermedad, todas estas cosas se apoderan de László, quien decide que consumar su proyecto es más importante que todo lo demás. Esto afecta también a su esposa Erzsébet, quien sufre por la indiferencia de su marido y cómo este país lo ha corrompido.
La búsqueda de una nueva tierra prometida vuelve a ser necesaria, y mientras la familia de László decide que partirán a Israel, él se niega, ya que no comprende cómo las cosas serían diferentes en otro lugar al ver que la sociedad está igual de corrompida en todas partes, que ya nada es lo mismo.
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La fotografía
Esta épica falsa biografía no solo destaca por su potente e inmersiva historia, ya que posee una fotografía increíblemente bella. Grabada en el formato VistaVision, que usa una cinta de 35 mm que capta la imagen horizontalmente, las tomas de El Brutalista son distintas a todo lo que hemos visto antes. El color en esta cinta se ve realista, y las tomas bien estructuradas de Brady Corbet son dignas de admiración.
Esta es una cinta más que nada contemplativa, ya que a través de su poder audiovisual (porque el score es igual de magistral) se le da el tiempo al espectador de simplemente contemplar maravillosas puestas en escena para procesar los múltiples platos fuertes que se nos otorgan durante el curso de la película.
En conclusión, El Brutalista es un evento cinematográfico imperdible que debe ser apreciado en la mejor calidad posible. Con unas actuaciones desgarradoras y una trama tan inmersiva que no sientes las 3 horas y media de película, Brady Corbet acierta con esta nominada al Óscar al crear una historia asombrosa en un formato que captura perfecto el contexto histórico en el que todo se desarrolla.
Le damos un 9/10 únicamente porque final pudo ser más satisfactorio y menos autoconcluyente.
Dirección: Brady Corbet Año: 2024 País: Estados Unidos Duración: 3 horas y 34 minutos | Elenco: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Raffey Cassidy, Joe Alwyn |