Primero que todo, contarles que la entrevista a Albert Espinosa tuvo lugar gracias a la gestión de Penguin Random House, editorial que ha publicado en Chile tres de los cuatro libros escritos por el autor. Además, la entrevista fue colaborativa con el sitio Cinebooom.cl, quienes tendrán el registro gráfico de la entrevista, y los booktubers: Stephanie de Bitácora de Lectura, Ignacio de Libros Inmortales y Angie de Navegando entre libros.
La idea de la entrevista era salir de las convenciones, teníamos la idea de que todos los programas de entrevistas preguntaban lo mismo y, a pesar de que son datos que son entretenidos e interesantes de conocer, siempre surgen dudas que van más allá de lo que pueden preguntar los periodistas. Por lo que quisimos ponernos en sus lugares, y también en el nuestro como fanáticos del autor, y preguntar cosas que todos querríamos conocer sobre él y sobre sus historias.
Así que les dejo la entrevista y si tiene alguna duda (y nosotros sabemos la respuesta) la pueden dejar en el box de comentarios y trataremos de responder con los datos que dispongamos.
En la serie hablas de que un grupo está conformado por cierto número de personas y en las entrevistas de hoy dijiste que te identificabas con dos personajes, Lautaro y Sebastián. Por lo que la pregunta que surge es, ¿quién eres en el grupo, y si es que puedes cambiar de rol dentro de tu grupo?
Tuve cáncer 10 años, salí curado a los 24, y durante ese tiempo fundamos el grupo Pulseras Rojas. Y de alguna manera siempre he sido el personaje de Lautaro y el de Sebastián, he sido los dos. Cuando llegas al hospital eres Sebastián porque no sabes nada, porque tienes que enfrentarte al cáncer y a la perdida de tu pierna. Pero más o menos a los 8 o 9 meses o al año, te conviertes en Lautaro, eres como un veterano, entonces, yo creo que me reflejan estos dos personajes.
Además, el personaje de Lucas en la segunda temporada, porque habla un poco de en lo que yo me he convertido cómo escritor, alguien tiene que explicar la historia en un futuro y en él me he convertido con el tiempo.
El libro El Mundo Amarillo tiene una estructura muy especial, lo cuentas con listas, ¿por qué el libro es tan diferente a Pulseras Rojas? Sabemos que existe un ajuste formato pero ¿por qué uno es una historia y el otro está escrito como un manual?
Escribí El Mundo Amarillo el 2008 y la serie, los 13 capítulos materiales de la primera temporada, en los que está basado el libro, los escribí el 2010. Entonces, intenté que no se pareciesen, exclusivamente porque yo pensaba que El Mundo Amarillo son lecciones del cáncer aplicadas a la vida. Es como parte de esas historias, pero a la hora de llevarlo a televisión, quería que fuera muy dinámico, que enseguida la gente supiera cómo enganchar, que le gustara. Por un lado explico mi propia despedida a la pierna, la fiesta, las canciones, el baile con la enfermera y de otra manera ya no lo explico como si fuera un recuerdo sino como una serie. Muchas cosas que tú puedes leer en el libro, por ejemplo, cómo es el abrir una carta, la espera, y luego puedes ver un capitulo, el tercer capítulo de Pulseras Rojas, donde ves cómo la amistad se crea a través de esa carta.
La idea es que se complementaran, nunca he creído mucho en hacer un libro que sea idéntico a una serie porque ¿para qué lo leerás luego, si ya has visto la serie? También evité mucho crear un libro de la serie propiamente porque creo que me gustaba ese complemento con la realidad.
El Mundo Amarillo más que ser un libro sobre el cáncer o una enfermedad, es como un manual, un libro sobre la vida, y a partir de eso, ¿vas aprendiendo cosas nuevas cada vez que lo lees? Considerando que es un libro que, según nosotros, debes leer en diferentes etapas de tu vida porque te dirá cosas diferentes y te enseñará cosas diferentes, ¿a ti te pasa lo mismo cuando creas o cuando escribes o cuando te vuelves a leer a ti mismo?
No acostumbro volver a leerme, es una manía que tengo, una vez que escribo un libro nunca los he vuelto a leer. Nunca he vuelto a leer El Mundo Amarillo desde aquel 2008, pero sí tienes razón en que para mí no es un libro sobre el cáncer, es un libro de las lecciones del cáncer aplicadas a la vida. Prefiero hacer muchas veces libros de cómo superar el cáncer, cómo se cura el cáncer, pero yo no tengo la receta, no la sé, a mi me dieron 3% de posibilidades de vivir y estoy aquí, pero tampoco sé cómo lo hice.
Sí que tienen razón en que el libro cambia, yo recibo 5 mil, 8 mil mails diarios, el libro ha vendido más de 2 millones de ejemplares, y la gente me comenta que faltan los animales amarillos o la música amarilla o los cuadros amarillos. Hay gente que piensa que su perro es un amarillo, y hay gente que me ha escrito mails enormes sobre cómo ha variado la filosofía amarilla para él y creo que al final el libro se hizo para la gente.
Hace poco salió una lista de los libros más regalados en el mundo y el tercero era El Mundo Amarillo, la gente lo compra y luego lo regala 10 o 12 veces, y lo bonito es que la gente ha hecho El Mundo Amarillo suyo. Sí que entran ganas muchas veces de revisar El Mundo Amarillo, de hacer una segunda parte por decirlo, y que no es sobre el cáncer si no que es mi opinión sobre la vida, los sentimientos, lo que me he encontrado, y siempre he pensado cuál podría ser el titulo y de qué podría tratar, aún le doy vueltas, no lo tengo claro.
En todos tus libros tienes conceptos muy específicos, como “Perlas y diamantes”, “Archipiélagos de felicidad”, “Amarillos”, éstos invitan a conocer gente de manera mucho más íntegra, ¿cómo lo compatibilizas con la actitud indiferente de las personas en la actualidad?
Creo mucho en esa sensación de crear tu propio mundo, y yo, en El Mundo Amarillo, creo en mi propio mundo. Al final, el mundo te indica una manera de vivir, te dice deberías estudiar, deberías dedicarte a esto, obtener dinero, casarte, tener hijos, ser de una manera en el amor, en el sexo, en la familia. Te da como diez mil coordenadas que siempre he considerado que la mayoría no tienen ningún sentido, cada uno tiene que hacer lo que le indique su forma de ser, lo que desea, lo que le gusta, lo que no le gusta y siempre, sobre todo, respetando la libertad individual.
Yo dejé el cole a los 13 años y de alguna manera no me eduqué en un colegio, no tuve una educación tradicional, me pasé 10 años en algo así como un colegio, luego estudié ingeniería industrial porque me apetecía, la acabé, pero luego no me dediqué a ello, yo escribí libros. Siempre he hecho un poco, lo que necesitaba hacer, entonces creo que hay que encontrar a esa gente especial que yo llamo Amarillos, que llamo Perlas, y de alguna manera confiar en los desconocidos.
La gente no entiende la ternura, el buen rollismo y el creer en la gente. Yo digo que existen los 10 terroristas más buscados y yo busco los 10 ternuristas más buscados, en este mundo es como un delito. Siempre pienso que la gente tiene su mundo en el que cree y yo tengo un mundo en el que yo creo, y la base es realmente encontrar a esa gente. Si somos millones de personas, encontrar a 23 amarillos o 12 perlas no es difícil. Al final se deben juntar por afinidad y esa gente aparece.
Creo muy poco en seguir lo que el mundo desea, yo siempre pienso que éste es el día que moriré y cuando me voy a dormir pienso, la gran alegría del día, estoy vivo. Pensar más allá de 24 horas, una semana, es un error que han creado para que puedas comprar mil cosas, para que puedas hipotecarte, para que te tengan cogido para que trabajes y para que te dediques.
Hay un libro que a mí me entusiasma, que es “El Manantial” y él habla de la importancia de ser creador de tu vida y de que el sentido de la vida solo aparece de tres maneras: escribiendo una obra o algo que tu desees, dedicándote a un sentimiento enorme que te llene, que puede ser el amor o cualquier otro y el tercero es un sufrimiento, no provocado, pero un sufrimiento también te puede dar un sentido a la vida. Cada uno debe encontrar su fórmula y sobre todo amar tu propio caos que es lo más importante y hacerlo único. La gente, la televisión, la radio, te dice “no, tú tienes que mejorar o cambiar en ciertas cosas, parecerte más a los demás”, y yo creo que es al revés, tienes que amar tu propio caos.
*“El Manantial”, escrito por Ayn Rand. Adaptada al cine con Gary Cooper como protagonista.
A todos nos asombra mucho esta perspectiva que tienes sobre la vida, es muy optimista, pero para ti es algo normal, es tu forma de ver la vida. Entonces, ¿cómo asimilas eso? Además, en la mañana mencionabas que ibas a hacer charlas con los doctores y que los dejabas esperando una hora para que entendieran lo que era sentirse como pacientes, ¿cómo das a entender que es tu visión de vida y no es algo que quieras imponer?
La gente confunde que cuentes cómo es tu visión del mundo a que la quieras imponer, por eso yo siempre niego que El Mundo Amarillo sea un libro de autoayuda. Si fuera un libro de autoayuda yo querría imponer, pensaría que yo puedo ayudar a otra gente, y yo no tengo la sensación de poder ayudar a la otra gente. Para mí es un libro donde cuento mis experiencias y sobre todo es mi filosofía, es en lo que yo creo, pero ni mucho menos tiene que ser en lo que crean los demás.
No dejan de ser muchos libros de ficción, series, con los que intento de alguna manera ficcionar mi mundo amarillo, pero en realidad mis películas, historias, libros, todas resumen lo mismo, que es la ternura y un sentimiento de poder ser lo que quieras ser en esta vida. Creo que hay bastante gente que te dice: dedícate a esto o a esto otro, y cuando me dediqué al guión, mucha gente me dijo “no llegarás a ningún sitio”, “no gustarán tus libros”, mucha gente me dijo que debería dedicarme a la ingeniería, un trabajo que da frutos. Creo que los miedos de la gente a que no consigas dinero, o a que tu trabajo no funcione, no es tan importante como el miedo que pueda tener uno mismo a dedicarse a lo que uno le gusta.
Si te has dedicado a lo que te gusta, funcione o no funcione, en mi caso funcionó, pero también tardó sus 5, 6 años, en conseguir un primer éxito. No fue automático, al final es uno mismo quién ha de creer la frase “Si crees en los sueños ellos se crearán”, el creer y el crear se parece porque están a una letra de distancia.
Por lo general uno ve el cáncer como una enfermedad muy triste, muy negativa, pero tu mirada es totalmente al revés, esta enganchada al positivismo que hay en tu libro, en El Mundo Amarillo, entonces, ¿cuándo se realizó ese cambio de visión desde que supiste que tenías cáncer hasta el momento actual?
Fue en el hospital, es lo que viví, con mis amigos, lo que viví era felicidad, sabíamos lo que teníamos, sabíamos que podíamos morir pero nuestra vida no se iba a paralizar en el hospital. No teníamos moto pero teníamos silla de ruedas, no podíamos ir a discotecas pero teníamos diez plantas y a todos nos faltaba una pierna y teníamos un grito de guerra que era “somos cojos, somos cojonudos” por lo cual, había una felicidad en nosotros. Yo luego lo que hice es transformar como escritor la felicidad que viví en series y en libros, porque todo lo que veía siempre eran películas de niños enfermos sin pelo por la quimio, y siempre morían. Y era una imagen que me resultaba muy chocante, y por eso decidí cambiarla, y ahora lo bonito es que las visitas en España a los hospitales infantiles han aumentado un 40% y la segunda cosa más bonita es que los niños tienen héroes, los personajes de la serie. Muchas veces te dicen mis héroes no llevan capa, llevan pulseras rojas.
Ahora hablando un poco más sobre tus otros libros, los títulos que tienes hay que leerlos en voz alta porque el ritmo que tienen es especial pero al mismo tiempo llama la atención, ¿por qué tan largos los títulos de tus libros?
PD: los títulos son: El Mundo Amarillo; Todo lo que podríamos haber sido tú y yo si no fuéramos tú y yo; Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven; Brújulas que buscan sonrisas perdidas.
Creo que empecé con un título muy pequeño, El Mundo Amarillo, era sencillo. Para la segunda novela, me acuerdo que estaba con una amiga con la que hago teatro, estábamos al lado de una pareja y un chico le dijo a una chica “Todo lo que podríamos haber sido tú y yo, si no fuéramos tú y yo” y ella le contestó lo mismo. Yo estaba escribiendo una novela y dije: esta tiene que ser la primera o la última frase de una novela, y tiene que ser el título porque creo que ya es muy complicado ser tú y yo, esa sensación de que hay tantas cosas que nos diferencian, y aquella novela fue un éxito en España.
Todo el mundo decía “es el tipo de los títulos largos” así que no los quería defraudar, conocí a una señora muy mayor en una panadería, y hay una canción de Los Panchos muy conocida que dice “Si tú me dices ven yo lo dejo todo” y ella me dijo: tengo un título para ti porque mi vida hubiera cambiado si a esa frase, si tú me dices ven yo lo dejo todo, le hubieran puesto: pero dime ven, que a veces la gente te tiene que demostrar sus sentimientos. Y me regaló el título de aquella novela y se convirtió en un Bestseller de casi millón y medio de ejemplares.
Y el tercer libro ya me fui a un título más pequeño, yo quería que se llamara “Brújulas que buscan sonrisas perdidas en puños cerrados” pero no cabía en la portada, y quedó en “Brújulas que buscan sonrisas perdidas”. Al final los títulos me encuentran a mí y son títulos largos, difícilmente podría hacer títulos muy cortos, pero sí en otros formatos, en series, tengo títulos muy cortitos.
¿Cuál es el libro que sientes más cercano después de El Mundo Amarillo?
“Si tú me dices ven yo lo dejo todo… pero dime ven”, habla de un chico al que le deja su novia, que ha de encontrar a un niño perdido, y ese niño perdido no deja de ser él mismo, que de alguna manera se perdió hace muchos años pero no se ha encontrado. Y habla un poco de ese punto del que hablaba en El Mundo Amarillo, que cuando me curé tenía 14 y 24, y creo que es la búsqueda del niño, de ese no perder ser un niño, de lo que va la novela. Esa novela, cuando escribí las primeras páginas, me dije que me iba a gustar escribirla, que la iba a disfrutar mucho.
A las otras dos novelas las quiero mucho pero en “Si tú me dices ven” lo es todo, desde encontrar al pintor que hace las portadas, que siempre le compro las portadas que son estos muñequitos en sitios enormes. Este pintor es de Menorca, y cuando va a Barcelona, Menorca es muy pequeño y Barcelona es muy grande, él se siente así cuando va por la calle, se siente muy pequeñito entre gente muy grande. Y creo que ese cuadro y el título de la señora de la panadería, me dieron toda la historia y quizás es el preferido.
Las tipografías que usan tus libros, ¿es alguna tipografía que tú mismo diseñaste?
No, esto fue idea de la editorial que puso una letra como de niño y se ha quedado como marca de la casa. Luego, han llegado muchas novelas a España que han copiado también esta tipografía, por lo cual ya no es ni mía, hay veces que ya no sé si veo mi libro o el de otro autor. Pero creo que fue una idea de la editorial y al final cuando la gente ve esos títulos largos y ese tipo de letra, ya sabe que la novela es mía, pero es una cosa del marketing.
En general hablas de la penalización que hace el cine y la televisión sobre el cáncer y eso, en cierto modo, nos ha condicionado a nosotros al momento de enfrentarnos a alguien que tiene cáncer, ¿qué piensas sobre la lástima? Porque tal vez no se hace con mala intención, sino porque la sociedad nos ha instaurado eso de mirar con lástima a alguien que esté enfermo o a alguien especial.
Al final la lástima no tiene ningún sentido, no se aprovecha, porque la lástima o la compasión no te traen visitas, la gente no te va a ver al hospital, tú sientes lástima desde la calle. Cuando voy por la calle con pantalones cortos, la gente hace como que no ve la pierna pero al pasar se giran a mirarme, yo siempre me giro y los pillo a todos, y les digo “¿por qué no preguntáis? si es lo más importante de mi vida” y creo que es importante preguntar.
El cine ha convertido el cáncer en una cosa terrible, el niño sin pelo, la quimioterapia, siempre es lo mismo, no hay felicidad y yo era feliz cuando tenía cáncer porque el que tengas cáncer no significa que dejes de enamorarte y otras cosas, yo fui feliz.
Y la televisión lo ha hecho con todo, si tú ves las historias de amor en el cine, son increíbles y cuando tú las vives, no se pueden parecer a eso. Las rupturas, en una película pueden durar dos minutos, tres minutos, si tú rompes una relación, seguramente tardarás meses en romperla. Y el sexo es muy diferente, el que muestran en un cine al de la vida real. Entonces, el cine y la televisión te crean unos clichés que te cambian mucho, y en el caso de las enfermedades, si llegara cualquiera de vosotros y dijera que tiene cáncer, su imagen es de dolor. Yo tuve tres de los cánceres teóricamente más dolorosos por el cine, durante diez años, y nunca tuve dolor físico por el cáncer. Y no es que sea un superhéroe sino es simplemente el dolor físico existe solo en un 4% de los casos.
Y para terminar esta entrevista, has estado muy poco en Chile y has conocido muy pocos lugares del país, pero aún así nos gustaría saber, de tu estadía en Chile, ¿qué es lo que más te ha gustado, o más te ha llamado la atención de los lugares y la gente que quizás hayas podido conocer?
Lo que más me ha llamado la atención de la gente de Chile es que es muy feliz, comparado con otros países en los que he estado, y he estado en muchos. Me parece mucho más feliz la gente de aquí que en España o que en Argentina, que en Estados Unidos. Por la calle la gente se comunica con una sonrisa y tiene como una simpatía muy grande, sobre todo a la gente joven se le ve muy felices, muy cercanos y hay como mucho contacto físico cuando te despides, hay mucho beso, es una cosa que me ha llamado la atención.
Y lo segundo, puede que también sea porque conocí las últimas palabras del Presidente Allende, estar delante de la casa de la Moneda y recordar aquellas frases hasta que se cortara la comunicación, es un sitio que me parece que tiene como una vida, que es emblemático y yo siempre hablo en mis libros de plazas, de islas, y aquella plaza es muy emblemática.
Ayer escuchaba una canción de Ismael Serrano que se llama Bienvenido al Norte que habla un poco de Santiago de Chile, y me recordaba parte de ello, la cosa que he tenido muy poco tiempo de visitar Chile, y espero volver y ver más sitios y conocer más este país, porque me encantaría hacer lo que hago normalmente, yo conozco un país y lo inserto en una novela. La última vez que estuve en Argentina, y de los sitios que más me gustaron puse algunos en la novela de Brújulas, y ojalá que en la que saco el año que viene salgan muchos sitios de Chile.
Así que me he llevado la sensación de que sois gente feliz y gente que se despide de una manera muy amigable, he pasado por muchos sitios y me gusta la manera en que chicos con chicos, chicos con chicas, chicas con chicas se despiden de una manera muy cariñosa, muy amigable y con una sonrisa, esto ya no se ve normalmente en el mundo.
Quedamos muy felices con la entrevista, ya sabemos que es larga de leer pero es muy amena y definitivamente refleja lo que quiere transmitir Albert Espinosa con sus historias, en todos los formatos.
Recuerden pasar a revisar la galería fotográfica y posteriormente tendremos un saludo exclusivo para los amigos de Galadnor y alguna otra sorpresa. Gracias por leer.
Un ejemplo de vida 🙂 , buenísima la serie!
Este libro sirve para valorar la vida. Impresionante la valentía y la lucha.
La serie es muy buena, el libro deber ser aun mejor.
oowww que nanai que haya dicho que aca somos mas felices, es extraño ya que, siempre veo caras largas :3 cuando hay mucho por lo que sonreir 😛