X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN es un nuevo inicio para los X-Men. La historia es de Sheldon Turner, guionista nominado al Premio de la Academia por haber coescrito Up in the Air, y Bryan Singer —cuyo trabajo como director de las dos primeras películas de la serie, X-Men y X2: X-Men United, fue elogiado por críticos y audiencias de todo el mundo, gracias a su hábil e imperceptible mezcla de drama, acción, escala y temas sociopolíticos.
Las películas de X-Men de Singer se convirtieron en un patrón para el renacimiento de la adaptación de cómics para la pantalla grande, así como en hitos en la nueva era de películas de superhéroes.
Gran parte de X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN se desarrolla en la década de los ‘60, una época propicia para la historia de los orígenes, porque fue durante este periodo que el editor, escritor en jefe y director de arte de Marvel Comics, Stan Lee, junto con Jack Kirby, crearon el cómic de los X-Men.
Los X-Men, al igual que muchos de sus predecesores de Marvel, son un inusual grupo de héroes —en ocasiones sarcásticos, antisociales y claramente imperfectos, pero comprensivos cuando se trata de luchar contra los demonios de sus vidas amorosas, abordar los traumas de la autoestima o enfrentar a poderosos villanos en su universo de poderes especiales.
Son hijos del átomo, homo superior, y el siguiente vínculo en la cadena de evolución. Cada mutante nació con una mutación genética única, que en la pubertad se manifestó por sí misma en extraordinarios poderes. En un mundo cada vez más lleno de odio, prejuicio y miedo, son rarezas científicas…fenómenos de la naturaleza…marginados, que son temidos y despreciados por aquellos que no pueden aceptar sus diferencias.
“El primer punto en la agenda al momento de concebir la historia”, comenta Singer, “fue discernir la época en la que tanto Charles como Erik pudieron haberse conocido, cuando estaban a mediados de sus veinte.
Decidimos que eso tendría que ser a principios de los ‘60 —el pináculo del movimiento de los derechos civiles y la Guerra Fría. Ambos aspectos de ese periodo ofrecían una oportunidad emocionante para explorar eventos que definirían nuestro mundo moderno”.
Uno de los detonantes de la Guerra Fría fue la crisis de los misiles de Cuba, durante la cual la amenaza de una extinción global repentina era inminente, y que trajo consigolos riesgos máximos para que los mutantes se revelaran ante el mundo y previnieran una conflagración que fuera a acabar con el planeta.
Otra prioridad para Vaughn y Singer fue infundir en X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN elementos humanistas, basados en los personajes. “La magia de las películas de género es que puedes contar historias acerca de la condición humana desde un punto de vista privilegiado e inesperado, adornado con espectáculo y asombro”, indica Singer.
“Eso es especialmente importante para las películas de X-Men, porque ese universo presenta a personajes con mucha profundidad. Las mejores historias de X-Men celebran esa complejidad, y eso es lo que todos queríamos para esta película”.
“En cada película que hago”, añade Vaughn, cuyos créditos incluyen las aclamadas películas independientes Layer Cake y Kick-Ass, “me pregunto, ¿dónde está el lado humano? Cada personaje y ritmo de acción debe de tenerlo.
Si puedo meter algo que ayude a las audiencias a vincularse y preocuparse por los personajes, sólo intensificará la experiencia de ver la película. Si no te importan los personajes, ¿entonces cuál es el punto?”.
“X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN tiene grandes ideas y grandes momentos”, continúa Vaughn. “No siempre estamos dependiendo de los efectos visuales para hacer que la película funcione. Los efectos apoyan a los personajes. La película es una gran obra basada en los personajes —con algunas excepcionales secuencias de acción”.