SINOPSIS: Hacia finales de la Segunda Guerra Mundial, el joven Seita y su hermana pequeña Setsuko quedan huérfanos durante un ataque aéreo en Kobe, Japón. Refugiados en un búnker y con sus raciones de comida agotadas, ambos lucharán por sobrevivir en medio de la hostilidad. |
Gracias a Cinetopia Chile a partir de este jueves 23 de enero podremos disfrutar de una de las películas de animación japonesa más emotivas: La Tumba de las Luciérnagas (Hotaru no haka, 1988), película ambientada en los fines de la Segunda Guerra Mundial. Estreno por primera vez en nuestros cines.
La película se estrenó originalmente en 1988 en Japón programada en función doble junto con Mi Vecino Totoro y fue ampliamente admirada por críticos y audiencias, llegando a ser elegida la sexta mejor película del año por la respetada revista de cine japonesa Kinema Jumpo. Posicionada en el portal IMDB dentro de las mejores 40 películas de todos los tiempos, fue galardonada con el Premio Mejor Película en el Festival internacional de Cine de Chicago en 1994.
La conexión emocional entre los hermanos, con la guerra como un telón opresivo, es el eje central. Takahata retrata su impacto en las vidas humanas más que en los eventos históricos. A través de flashbacks (De hecho, el primer diálogo de Seita nos dice cual es el final) y recuerdos, la historia se despliega como una dolorosa carta de despedida que nos muestra no solo los horrores externos de la guerra, sino también el desgaste emocional que provoca.
La animación, lejos de ser un medio ligero para una historia tan trágica, se convierte en una herramienta poderosa que demuestra que el anime trasciende los clichés de historias fantásticas o peleas espectaculares. En este film, los detalles meticulosos en los fondos y los movimientos de los personajes nos sumergen en un Japón devastado, pero también en pequeños momentos de esperanza. Cada luciérnaga que ilumina la noche representa una chispa de humanidad en medio de la oscuridad. (Quienes hayan puesto atención en el poster también verán otro simbolismo)
La narrativa se sostiene principalmente en la relación entre Seita y Setsuko, cuyas interpretaciones vocales son sobresalientes. Los seiyus (actores de voz) logran transmitir una pureza emocional que desarma al espectador, haciendo que cada pequeño gesto de amor o desolación se sienta como un golpe al corazón. Aunque no hay secundarios que roben el foco, la aparición de personajes como la tía, símbolo del egoísmo y la desconfianza que florecen en tiempos de escasez, complementa el cuadro devastador de la película.
Desde el punto de vista visual, La Tumba de las Luciérnagas utiliza un contraste constante entre lo bello y lo terrible. Los colores cálidos del campo y las luciérnagas contrastan con los grises y marrones opacos de la ciudad destruida. Aunque la película haya cumplido 37 años ha envejecido muy bien. A la vez, la banda sonora de Michio Mamiya añade un nivel más de profundidad emocional, con piezas que oscilan entre la melancolía y la desesperanza.
Si bien algunos podrían argumentar que el dramatismo de la película es demasiado explícito, la verdad es que este enfoque es esencial para transmitir la brutal realidad de la guerra. La Tumba de las Luciérnagas no es una película para ver con ligereza, pero es una obra maestra que obliga al espectador a reflexionar sobre la humanidad y la resistencia en los momentos más oscuros.
A gusto personal, es una de las películas más desgarradoras de Studio Ghibli, una experiencia que te deja marcado, como pocas, por su honestidad y belleza. Que no importa cuantas veces se vea, las sensaciones siempre terminaremos con un río de lágrimas en nuestras mejillas.
La película tendrá funciones subtituladas como dobladas. Así que si ya vieron la película es una gran oportunidad para verla en la pantalla grande y para quienes no la conocen es sin duda un regalo que vale la pena ser apreciado.
La tumba de las luciérnagas es mucho más que una película sobre la guerra; es un retrato desgarrador de la fragilidad humana, del amor fraternal y de cómo, incluso en los momentos más oscuros, la luz puede persistir aunque sea efímera, como las luciérnagas que dan título a la obra. Isao Takahata nos invita a reflexionar no solo sobre el costo humano de los conflictos bélicos, sino también sobre nuestra propia capacidad de empatía y resistencia.
Dirección: Isao Takahata País: Japón Año: 1988 Duración: 89 minutos. | Elenco (voces): Tsutomu Tatsumi, Ayano Shiraishi, Yoshiko Shinohara, Akemi Yamaguchi |