SINOPSIS: El teniente Somerset, del departamento de homicidios, está a punto de jubilarse y ser reemplazado por el ambicioso y brillante detective David Mills. Ambos tendrán que colaborar en la resolución de una serie de asesinatos cometidos por un psicópata que toma como base la relación de los siete pecados capitales: gula, pereza, soberbia, avaricia, envidia, lujuria e ira. Los cuerpos de las víctimas, sobre los que el asesino se ensaña de manera impúdica, se convertirán para los policías en un enigma que les obligará a viajar al horror y la barbarie más absoluta.

TÍTULO ORIGINAL: Seven (Se7en)
AÑO: 1995
DURACIÓN: 127 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: David Fincher
GUIÓN: Andrew Kevin Walker
MÚSICA: Howard Shore
FOTOGRAFÍA: Darius Khondji
REPARTO: Brad Pitt, Morgan Freeman, Gwyneth Paltrow,
Kevin Spacey, John C. McGinley, Richard Roundtree
GÉNERO: Thriller

Una película que ya tiene más de quince años de antigüedad es la que comento en esta ocasión. Sugerida en mi Twitter a través del HT #SugieroElDvd. Dirigida por David Fincher (“El Club de la Pelea”, “Zodiaco”, “Red Social”) y protagonizada por Morgan Freeman (“Unforgiven”, “Million Dollar Baby”), Brad Pitt (“Troya”, “El curioso caso de Benjamin Button”) y Kevin Spacey (“Los sospechosos de siempre”, “Belleza americana”).

Más allá de la opinión respecto a “Los Siete Pecados Capitales” que tengamos, esta cinta marca un hito cinematográfico, de manera muy similar a lo que hizo “El Silencio de los Inocentes” a principios de la misma década, con aquel extraordinario Anthony Hopkins.

El reparto constituye una importante cuota de calidad, con Spacey en una de sus más brillantes interpretaciones –aunque podemos verlo brillar con luz propia en otras cintas como “Los Sospechosos de siempre” o “Belleza americana” –captando todo lo lúgubre, sórdido y crítico que demuestra toda la historia. Freeman sólido como siempre, como el detective experimentado y sabio, y Pitt en su primera película que realmente me sorprendió como actor, demostrando destellos de brillantez en varios momentos.

La sincronía de este suspense policíaco en todo su esplendor es sencillamente perfecta. El montaje y la fotografía correctísimos y pulcros, el pulso de una dirección y un guión que nos mantiene en constante tensión e interés, las tramas que se entrelazan, se alejan y se reúnen durante todo el desarrollo, hacen de “Los Siete Pecados Capitales” una imperdible para los cinéfilos.

La omnipresencia de un villano que no se muestra, sino que va dejando huellas de sus acciones, está impresa de manera excelsa en toda la historia, siendo su verdadero protagonista, de principio a fin. Y su coprotagonista no es más que la ciudad, aquella Nueva York que es filmada en su grado más crudo, pero que –intencionalmente –nunca es nombrada. Según el diseñador de producción Arthur Max: “Creamos un escenario que refleja el decaimiento moral de sus habitantes, todo se cae a pedazos y nada funciona bien”. Y qué mejor que hacerlo sin darle un nombre específico y así globalizar una historia que podría ocurrir en cualquier lugar del mundo.

Un nexo a la literatura universal y parte importante de la trama es la base argumentativa del villano, quien reinterpreta y actualiza los textos de “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri, llevándolos al núcleo de una sociedad terrenal, cada vez más perdida en sus “pecados”.

“Los Siete Pecados Capitales” nos demuestra varias verdades: que se puede crear un escalofriante thriller con un villano brillantemente interpretado desde la total oscuridad y perdición; que mostrar con explicitud imágenes sangrientas y/o de extrema violencia no es necesariamente sinónimo de efectismo fácil y grotesco; que Brad Pitt puede ser más –mucho más –que el mino rubio de ojos claros, y que la pasión que demuestra su papel aquí es casi palpable. Y que Fincher puede renacer después de su “caída” con “Alien 3” (1991), demostrando ser un director con una calidad que pocos demuestran.