SINOPSIS: Frankie Dunn, después de haber entrenado y representado a los mejores púgiles, regenta un gimnasio con la ayuda de Scrap, un ex-boxeador que, además, es su único amigo. Frankie es un hombre solitario y adusto que se refugia desde hace años en la religión buscando una redención que no llega. Un día, entra en su gimnasio Maggie Fitzgerald, una voluntariosa chica que quiere boxear y que está dispuesta a luchar denodadamente para conseguirlo.
TÍTULO ORIGINAL: Million Dollar Baby
AÑO: 2004
DURACIÓN: 132 min.
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Clint Eastwood
GUIÓN: Paul Haggis (Historia: F.X. O’Toole)
MÚSICA: Clint Eastwood
FOTOGRAFÍA: Thomas Stern
REPARTO: Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman,
Anthony Mackie, Jay Baruchel, Mike Colter, Margo Martindale
GÉNERO: Drama | Deporte
Esta película, estrenada un año después de la grandiosa “Río Místico”, el mismo director, nos trae una historia que, en papel, es de lo más simple, terrenal, lineal y común. Un drama que podría convertirse en una marca indeleble para el que la viera, o simplemente en un aburrimiento eterno.
Clint Eastwood siempre ha sabido utilizar como base narrativa el drama. Cintas como la ya mencionada “Río Místico”, la más actual “Gran Torino” o inclusive el western –ya clásico –“Unforgiven”, poseen una importante carga dramática que es el cimiento de una historia que engloba muchos tópicos.
“Million Dollar Baby” no es la excepción, y nos encontramos con la historia de una pobre y esforzada joven que sueña con ser boxeadora y para aquello recurre a Clint Eastwood –no necesita papel, es Clint Eastwood siempre representado en parte por algún personaje en sus películas –para lograrlo.
El desarrollo de la película no es vertiginoso, ni lleno de quiebres. Posee un ritmo pausado, pero constante. Lento, pero extremadamente interesante y eficaz. Las actuaciones van de la mano con un diseño de personajes muy bien elaborado, profundo, lleno de matices.
Las actuaciones de Swank y Eastwood son magistrales, y un poco más abajo encontramos a un sólido Morgan Freeman. Y los secundarios poseen importancia vital en la trama de la película, otro punto positivo, con interesantes actuaciones de Jay Baruchel (sí, el mismo de “Ni en tus sueños” o “Ligeramente embarazada”) y Margo Martindale, como la madre de la protagonista -personaje en el que recae toda la crítica social de Eastwood – por citar a algunos.
El montaje, unido por una importantísima narración en off del personaje de Freeman, constituye un trabajo excelentemente realizado, demostrándonos la emoción, el dolor y la alegría a través de secuencias pulcramente editadas.
En “Million Dollar Baby” no encontraremos una superproducción gigante ni efectos especiales que nos dejen atónitos. Lo que nos dejará quietos en el asiento es la historia misma y el personaje que la vive. La forma en cómo algo que se ve tan común, tan corriente como lo es la vida misma con sus altibajos, logra llevarnos al límite de una sensación que tiene de dulce y de agraz, de principio a fin.
Eastwood nuevamente saca a relucir su inteligencia y su precisión dirigiendo una película junto a un equipo que ha trabajado con él antes, como es el caso del guionista Paul Haggis (“Crash”, “Cartas de Iwo Jima”, “Flags of our fathers”), quien elabora una historia concisa y directa.
Podrán darse cuenta tras verla que lo importante en esta película no es el deporte mencionado en sí, y les dejo las palabras de su propio director respecto al guión: “Es una historia de amor sobre una persona atormentada por su falta de comunicación con su hija, que descubre a una hija adoptiva en esa chica obsesionada con dejar huella en el mundo del boxeo”. Y a partir de eso se desarrolla el resto.
Más que recomendar “Million Dollar Baby”, destaco la importancia de verla, siendo sean amantes del cine serio, adulto, profundo, sin tantas pretensiones, que, en una historia de ficción, nos retrata con tanta crudeza la vida.