SINOPSIS: En el cuarto año en Hogwarts, Harry se enfrenta al mayor de los desafíos y peligros de la saga. Cuando es elegido bajo misteriosas circunstancias como el competidor que representará a Hogwarts en el Torneo Triwizard, Harry deberá competir contra los mejores jóvenes magos de toda Europa. Pero mientras se prepara, aparecen pruebas que manifiestan que Lord Voldemort ha regresado. Antes de darse cuenta, Harry no solo estará luchando por el campeonato sino también por su vida.

TÍTULO ORIGINAL: Harry Potter and the Goblet of Fire
AÑO DE ESTRENO: 2005
DURACIÓN: 150 min
DIRECTOR: Mike Newell
PROTAGONISTAS: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, David Bradley,

John Cleese, Alan Rickman, Robbie Coltrane, Richard Griffiths

“Harry Potter y el cáliz de fuego” prolonga con acierto el registro siniestro y oscuro que dominaba los anteriores episodios –sobretodo el tercero –, jugando todavía más, si cabe, con ingredientes propios del terror que probablemente sobrecogerán a los más pequeños.

Esta cuarta película se adapta al crecimiento de sus jóvenes protagonistas introduciendo, como destacada novedad, algunos temas más adultos, como son las inseguridades y desvelos sentimentales propios de la adolescencia, así como los afectos y enfados que acompañan su amistad. En este caso quedan prácticamente relegadas las lecciones en las aulas en favor de las lecciones de la vida y la puesta en práctica de sus conocimientos a través de arriesgadas pruebas e inesperadas afrentas.

Sin descubrir más de la cuenta, lo que mantiene suspenso e interés, el argumento sigue varias subtramas relacionadas que se centran en un competitivo torneo que enfrenta a cuatro representantes de las más destacadas escuelas de magia, en los temibles preparativos que anuncian el regreso del maligno Lord Voldemort; y en las andanzas románticas –torpemente románticas –que sacuden a Harry, Hermione, Ron y compañía ante la celebración del baile de Navidad.

Con todo, sería injusto decir que “Harry Potter y el cáliz de fuego” no cumple con las expectativas. Es una intensa y deliciosa experiencia familiar, no sólo por el exuberante imaginario que despliega o por su impresionante desfile de imágenes, sino por la posibilidad que nos ofrece de identificarnos con la faceta más íntima de sus protagonistas, quienes atraviesan nuevas experiencias fácilmente reconocibles que tienen más relación con lo cotidiano que con hechizos y pócimas.

En este sentido, a pesar de que la película será recordada principalmente por algunas espectaculares secuencias épicas, como los fragmentos que tienen lugar alrededor del lago o en el laberinto, casi se ven superadas por los instantes dramáticos que captan de forma entrañable los sentimientos de los personajes, transmitidos con cercanía y autenticidad.

Y aquí Mike Newell (La sonrisa de Mona Lisa, El príncipe de Persia), su director, posee el punto más alto de su labor, al lograr fundir el drama intenso de los individuos con el macro de la escena. A su vez, el punto bajo son las secuencias de acción, como la del dragón, donde vemos una escena de vida o muerte y parece tener la misma importancia de una carrera en escobas. Le falta intensidad a varias partes críticas de la historia, las cuales apenas se mantienen en pie con una óptima banda sonora.

Varios de estos defectos ya estaban presentes en menor medida en los anteriores capítulos y son parcialmente disculpables si sopesamos el enorme reto que suponía y el más que aceptable saldo final, y con la inclusión de más personajes a la historia, destacando Brendan Gleeson en el papel del Profesor Moody. Para las fans de Robert Pattinson aparece aquí, pero su personaje en realidad no exige lo suficiente y alcanza sólo para mencionarlo.

A fin de cuentas, “Harry Potter y el cáliz de fuego” nos obsequia suficiente fantasía, acción, misterio, emociones y humor como para pasar un buen rato y, un detalle final muy importante, nos mantiene en vilo a la espera de la quinta entrega, cada vez más interesados en la historia.

Nota: 3,5/5