Este año llegó a Chile El trono del prisionero, la segunda y última parte de El legado robado, la nueva duología de la autora Holly Black ambientada en el mundo de El príncipe cruel solo que varios años más tarde con Oak, hermano de Jude, como protagonista. En el libro anterior, fue Wren la narradora de toda la historia y Oak permaneció como un misterio, en esta secuela la autora dio un giro y puso a Oak como narrador volviendo a Wren un misterio para los lectores.

Wren se volvió la reina de la Corte de los dientes y encerró a Oak en su prisión por sus engaños. Ahora, el heredero de Elfhame tendrá que usar su ingenio y el poder al que le teme para evitar que su hermana, Reina suprema de Elfhame, vaya a la guerra para salvarlo.

Si leyeron la primera entrega y otros libros de la autora, es probable que sepan más o menos qué esperar. Este siguió el estilo del primero, una historia con varias traiciones, giros, política entre hadas y poderes ocultos. El principal elemento que se interponía entre los protagonistas tenía que ver con los secretos que guardaban entre ellos y la poca confianza que sentían debido a estos más que un gran villano que causara problemas, pues este hizo su aparición real solo al final.

“No amamos porque la gente lo merezca, ni yo querría que me amaran porque fuera el más merecedor de una lista de candidatos. Quiero que amen tanto a mi peor yo como a mi mejor versión. Quiero que perdonen mis defectos”.

Por ese motivo, la trama de este libro se sintió algo en el aire. En El legado robado la trama giró en torno al viaje que Oak y Wren tuvieron que hacer y los sentimientos entre ambos que nacieron ahí. No obstante, en El trono del prisionero todo fueron estrategias de Oak para salvarse y salvar a Wren, pero todo muy en el aire, no eran como grandes planes elaborados sino que solucionaba problema tras problema. Lo mismo sucedió con el climax del libro, fue algo salido de la nada, como un problema forzado para que tuvieran algo real de lo que preocuparse y no solo los problemas de comunicación de su familia disfuncional.

Oak fue un protagonista divertido de acompañar en sus aventuras, recordaba bastante a Cardan pues era ese personaje carismático que fingía despreocupación, pero porque ocultaba todos los sentimientos más complejos. Fue interesante que narrara él para terminar de conocerlo, sin embargo, perdimos la voz de Wren que era el mejor punto del libro anterior. En esta entrega Oak y Wren apenas tuvieron escenas juntos, así que a ese personaje con el que nos encariñamos lo vimos en muy pocas escenas y siempre como un misterio pues Oak no terminaba de entenderla. No nos gustó no saber qué pasaba por su cabeza sobre todo porque era una de los protagonistas.

“Puede ser peligroso conventirse en todo lo que una persona quiere. La encarnación de todos sus deseos. Y más peligroso aún que te retuerzas para encajar en las formas que otros eligen para ti”.

Siempre seremos fans de Jude y Cardan, pero los protagonistas de esta duología eran Wren y Oak, queríamos leer sobre ellos, verlos interactuar y compartir. Entendemos que Jude y Cardan son la pareja ganadora de la autora, pero tuvieron demasiada participación en este libro y le robaron espacio a los personajes que sí necesitaban un buen desarrollo tanto por separado como en su relación de pareja.

Finalmente, El trono del prisionero fue un libro entretenido que mantuvo el estilo clásico de la autora con sus traiciones, política y el mundo de hadas que enamoró a sus lectores. Sin embargo, debido al cambio de narrador perdimos la voz de Wren y el personaje se sintió desperdiciado en esta entrega.

Holly Black (Estados Unidos, 1971).- Escritora y editora estadounidense, conocida por escribir Las crónicas de Spiderwick, una serie de cinco libros de fantasía para niños, junto con el ilustrador Tony DiTerlizzi, la serie de libros Magisterium con Cassandra Clare y la trilogía Los habitantes del aire. Sus libros más recientes son la duología de ‘El legado robado’ que son como una continuación de ‘El príncipe cruel’.