SINOPSIS: Beautiful Boy es un retrato profundamente conmovedor del inquebrantable amor y compromiso mutuo de una familia frente a la adicción de su hijo y sus intentos de recuperación. Basado en dos memorias, una del aclamado periodista David Sheff y una de su hijo, Nic Sheff. A medida que Nic recae repetidamente, los Sheff se enfrentan con la dura realidad de que la adicción es una enfermedad que no discrimina y que puede afectar a cualquier familia en cualquier momento.
Beautiful Boy nos presenta una mirada a la drogadicción, una visión, sin mirarla en menos, políticamente correcta de ella. Con buenos y malos momentos, no muchos de los segundos, podemos ver un recorrido que es transversal y que apela al dolor de cualquiera que reconozca estos pasos… a distancia o no.
Si bien, quien ha tenido visibilidad ha sido Timothée Chalamet con sus nominaciones a Mejor Actor Secundario en varios de los premios más connotados, no podemos dejar de mencionar que el protagonista de esta cinta es Steve Carell. Generalmente Carell se destaca por sus papeles de comedia, pero en esta ocasión podemos ver su lado más dramático y, aunque no es totalmente convincente, aporta el contraste necesario para que Chalamet pueda brillar en la pantalla y ser reconocido a nivel mundial.
El problema de la drogadicción es transversal, y así trata de exponerlo el director en la pantalla. Una familia acomodada con un hijo que cae rápidamente, a vista del padre, en las drogas y cae profundo. En pantalla se muestran imágenes duras, que no siempre podemos visualizar en el cine, sin embargo, poco se aleja de este lugar acomodado en el que la familia es un constante apoyo (aunque no siempre aceptado), la opción de rehabilitación que nunca está muy lejana y las posibilidades de hundimiento que no parecen ser reales (aunque claro que lo son si las cosas fueran mucho más extremas). Es simplemente que las veces en que existe un flotador en esta historia parecen ser demasiadas para una situación en la que generalmente no lo hay, ni siquiera uno. En ese sentido, la “realidad” en la que se basa esta historia se difumina un poco y, a pesar de que la situación genera empatía inmediata, la pierde a momentos con estas situaciones.
Sin duda la película apela a la empatía, básica como la que se tiene a cualquier ser humano o potente como la que se tiene por la familia. Una lucha constante de tiras y aflojas con el dolor, la desesperación, la tranquilidad y la alegría, una tensión constante en el que no sabes si habrá un final feliz o una tragedia en la pantalla. Una película que parece inocua, pero que pega fuerte en el corazón.
Director: Felix Van Groeningen |