SINOPSIS: Nueva York, años 50. Therese Belivet, una joven dependienta de una tienda de Manhattan que sueña con una vida mejor, conoce un día a Carol Aird, una mujer elegante y sofisticada que se encuentra atrapada en un matrimonio infeliz. Entre ellas surge una atracción inmediata, cada vez más intensa y profunda, que cambiará sus vidas para siempre.
Estamos en el auge de las “películas polémicas”, tanto en temática como en forma. Es cosa de ver las nominaciones a los Oscar, solo entre las nominadas a mejor película tenemos un destape periodístico, un secuestro, un viaje a Marte, Mad Max, y podemos seguir con una lista interminable de temáticas variadas y novedosas. Carol, por su parte, nos trae el lesbianismo en la década del 50… solo si lo vemos de una forma simplista.
Carol está realizada con esmero, desde la fotografía, cuidadosamente pensada; una ambientación restrictiva, controlada, perfecta y perfeccionista; hasta la sutileza de las miradas, que esconden amor, principalmente, pasión y, ¿por qué no?, mucho miedo.
La historia misma no es sencilla, vive en la clandestinidad, en el esconder todo a simple vista tratando de no esconderlo para nada y por eso mismo es tan sutil, sobria dentro de lo que cabe, simple, elegante; no por nada se realizó en Reino Unido y no en Estados Unidos, tiene plasmado el título de europea en cada giro de cámara. Tal vez por lo mismo muchos la tildarán de fría, aburrida o incluso algunos otros epítetos que la degraden solo por su contenido; no muchos están acostumbrados a salir trasquilados luego de una cinta que llega fuerte, aunque solo si sabes cómo mirarla.
Cate Blanchett, en el papel de Carol, es la viva imagen de la sofisticación, la ropa, las maneras, su forma de hablar; al punto en que uno la encuentra ligeramente molesta, sin embargo, avanzada la cinta nos deja ver más de ella pero siempre con pequeños gestos, palabras específicas que nos hacen notar la diferencia de la que va tomando parte. Rooney Mara, como Therese, es la persona más adorable del mundo, no puedes no querer abrazarla y consolarla una y otra vez, pero también es una persona fuerte que sabe tomar la iniciativa y que, finalmente, sabe lo que quiere. Ambas, como pareja, logran crear una unidad que no se puede pasar por alto, son un complemento perfecto entre fuerza y delicadeza que traspasa la pantalla.
Finalmente, ellas son la base de la cinta, llevan la trama de una manera tranquila, sin muchos sobresaltos hasta que te das cuenta que ya conoces su historia, que ya sabes lo que piensan solo con sus miradas y que te envolvieron en su vida tan paulatinamente que las casi dos horas de metraje no se sintieron en la butaca del cine. Y, lo mejor de todo, es que te acompañarán mucho rato en tu mente, porque lo que dijeron abiertamente en pantalla es solo una pequeña parte de lo que tenían que mostrar.
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Director: Todd Haynes |
