SINOPSIS: Manuel está preso en una cárcel del sur de Chile, pero esta sucumbe a causa de un violento terremoto. Entonces huye en medio de la catástrofe y regresa a su hogar sólo para descubrir que el maremoto se ha llevado a su mujer y a su hija. Mientras avanza por paisajes de completa destrucción, el fugitivo se adentra más y más en sus propias zonas devastadas. Esta paradójica libertad lo llevará a enfrentarse a la crueldad de la naturaleza y a llevar hasta el límite su propia experiencia humana.
Entre los diversos estrenos nacionales de este año podemos encontrar El año del tigre, película de Sebastián Lelio, que nos muestra desde un punto de vista diferente el terremoto del 27 de febrero del 2010. Podríamos decir que el tema está siendo sobreexplotado, entre la difusión periodística y la actual situación de tribunales, nos vemos bombardeados con información sobre un hecho que sucedió hace ya más de dos años… y a pesar de todo no está cerrado en nuestras mentes y siempre marcará un antes y un después.
Esta producción tiene un giro distinto, no pretende mostrarnos lo que todos vivimos (y es más que conocido gracias a las noticias y reportajes), si no que tiene una mirada reflexiva, que aspira a que nos cuestionemos nuestra propia vida. Inspirado en dos hechos reales, como son la fuga masiva de reos de la cárcel de Chillán y un tigre de circo abandonado luego que sus dueños huyeran por el tsunami, pretende hacernos notar la similitud existente entre estas dos realidades y hacernos meditar sobre nuestra vida a través de ellas.
Protagonizada por Luis Dubó (Manuel) cuenta la historia de un reo que se ve libre por el desmoronamiento de la cárcel en la que cumplía condena. Una vez libre se encuentra con que toda su familia y su realidad fueron destruidas por el terremoto y tsunami que marcó a nuestro país. Pero eso es solo el inicio, Manuel comienza una travesía en que la libertad se va haciendo más abstracta e incomprensible, desequilibrándolo y logrando que se cuestione su existencia por completo.
Con la actuación de Sergio Hernández (El capataz) se añade, además, el concepto de un Dios castigador. Una visión antigua de la religión pero no por eso menos ajena al pensamiento de mucha gente del lugar, los que al verse en una situación difícil solo se lo explican a través de la fe.
Juntando estos conceptos El año del tigre se transforma en una apuesta arriesgada, que con actualidad y una historia realista busca conseguir más que taquilla cinematográfica.
Es interesante señalar la difusión al público, gracias, mayormente, a la intervención urbana realizada en Estación Mapocho. Con esto, la producción logró lo que pocas películas nacionales, aparecer en diarios y ser comentada por la gente. Mientras uno de los objetivos de esto era hacer promoción a la película, no era el único, y como planteó su protagonista la idea era invitar a las autoridades y a la gente a reflexionar acerca del tema carcelario, con temas tan importantes como la reinserción social. Y a plantearse preguntas a un nivel personal como “¿Cuál es tú cárcel?” y “¿De qué nos sirve la libertad?”
Director: Sebastian Lelio |
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