[Review de cine] La la land, ciudad de sueños

SINOPSIS: Narra un tempestuoso romance, desde el tierno comienzo del amor juvenil hasta los sacrificios de una gran ambición. Dos jóvenes soñadores luchan por perseguir sus sueños en una ciudad conocida por destruir esperanzas y romper corazones. Mia, una aspirante a actriz, sirve café a estrellas de cine y Sebastián, un músico de jazz se gana la vida tocando en sucios bares. Tras algunos encuentros inesperados, las chispas entre Mia y Sebastián estallan. Pero la lucha por conseguir lo que quieren amenaza con separarlos.

“Una de las películas más esperadas de esta temporada”, solo con esa frase podemos dimensionar las expectativas creadas por esta cinta –dada tanto por la crítica como por el público que la ha visto–. Con miles de nominaciones y premios, tanto a sus actores como a su director y la banda sonora.

La la land se presenta como un musical a la antigua, con coreografías gigantes –conocidas por todos– entre escenas clásicas, con una música cargada al jazz y una fotografía que recuerdan el cine de los 60’s–…y los 80’s y los 90’s–. Una cinta que apela a los sueños, como su mismo título lo dice, y a la nostalgia, no solo de la sencillez de antaño sino también a la pasión y las formas.

Su director y guionista, Chazelle, hace maravillas en el trato del relato, haciendo una danza misma con sus protagonistas y los vaivenes de la vida que suben y bajan según su control. Ryan Gosling y Emma Stone sobresalen en sus papeles, formando una pareja perfecta a primera vista, que rayan en el cliché, un cliché que es ligeramente modificado para que no sea del todo satisfactorio dejando siempre esa sensación de que podría ser mejor.

Pero todo está calculado y, gracias al guión, ese final de película que esperamos nos deja con esa pequeñísima insatisfacción que duele y molesta, no solo porque no termina en lo que nosotros queremos sino que también porque la ciudad de los sueños tiene su propia manera de cumplirlos y la realidad muchas veces aplasta a la fantasía.

La la land es una alegoría a la vieja escuela, esa película que nos hace rememorar y añorar esas historias que estaban llenas de magia y perfección, de clichés y de música. Pero que, finalmente, no deja de lado la realidad, la más dura, la que puede destrozarte la vida en un segundo si no tienes la fuerza necesaria para salir adelante.