SINOPSIS: El científico radical Victor Frankenstein y su igualmente brillante protegido, Igor Strausman, comparten la noble visión de ayudar a la humanidad a través de su investigación pionera en la inmortalidad. Pero el experimento de Victor llega demasiado lejos, y su obsesión tiene terribles consecuencias. Solo Igor puede traer a su amigo del borde la locura y salvarlo de su monstruosa creación.
Revivir clásicos es una tradición en el cine. La precuela, la secuela o el remake de una película siempre tienden a ser un tema del que hablar porque, obviamente, hay que compararla con el original, con la primera, o con la segunda, la tercera y las que vengan.
Hacer una película desde otra conocida, o desde una historia que es de conocimiento popular, siempre va a ser un riesgo; muchos tienen ideas diferentes a las tuyas o simplemente tienen un prejuicio de lo que deberían ver y, por lo tanto, desdeñan una cinta por lo más mínimo y ni siquiera se dan cuenta que es por algo que tenían pensado desde antes siquiera de saber cómo era la cinta.
Si pensamos en Frankenstein lo primero que a muchos se nos viene a la cabeza es aquel monstruo verde (o gris) y alto que aparecía en la televisión cuando éramos pequeños. Pero luego recordamos que el monstruo nunca se llamó así, sino que fue el científico que lo creó el que llevaba ese nombre, aunque nunca supimos mucho de él, solo que lo hizo gracias a la electricidad de un rayo.
La historia contada por Igor, y enmarcada en una sociedad pseudo moderna, es previa a la creación misma del monstruo. En ella, se cuentan los malabares que hizo el científico, junto a su ayudante, para crear a esta criatura.
Es así como, recién pasados unos cinco minutos desde el inicio, conocemos a Victor Frankenstein. James McAvoy le imprime una intensidad al personaje y una pasión especial, una locura subyacente que no se expresa hasta bastante más avanzada la película pero que se puede palpar desde el primer momento. Radcliffe, por su parte, demuestra más mesura, la costumbre de ser avasallado por su entorno y, sin embargo, demostrar su valía de la forma más discreta posible.
La crítica moral y la duda existencial no pueden quedar de lado, en una cinta con un tono oscuro y una ambivalencia constante, acorde a la historia que cuenta, el juicio del público siempre será algo que sobrepase la pantalla y nos haga pensar bien o mal de la cinta. Hay que tener en cuenta que la visión del director no es suavizar las ideas que impulsaron al personaje, sino más bien, que el mismo público se cuestione las razones y ponerse o no del lado del personaje principal.
Una película con una estética diferente, que conquista al público visualmente, pero con una historia que siempre ha sido difícil de digerir y que causará opiniones diversas –y a veces bastante opuestas–. Una cinta polémica, no tanto por su historia como por sus códigos morales que enfrentan hasta a los más discretos en su veredicto.
Director: Paul McGuigan |