SINOPSIS: En 1944, tres años después del suicidio de Virginia Woolf, su viudo publicó dieciocho cuentos que reunió bajo el título de A Haunted House and Other Short Stories. Se trataba de un proyecto en el que habían trabajado juntos, pero que no lograron llevar a término durante la vida de la escritora inglesa. Son estos dieciocho relatos los que conforman la presente edición ilustrada, donde la prosa de Woolf se desborda en imágenes que demuestran cómo el alma es, por naturaleza, solitaria. Los personajes de estos cuentos transitan un mundo que se hace infinito en hilos de pensamiento. Una pareja discute en una fiesta sobre quién tiene más bondad, quién entiende más la belleza. Una estudiante se sumerge en un trance imaginario que termina en un beso con su profesora de piano. Los movimientos de flora y fauna son los protagonistas de Kew Gardens mientras distintos grupos de personas pasan con sus problemas humanos de turno. Por primera vez se traduce a Virginia Woolf en Colombia, en manos del Colectivo Barbárika, perteneciente a la Asociación Colombiana de Traductores,Terminólogos e Intérpretes (actti). En un taller que duró toda la pandemia, estos catorce intérpretes se enfrentaron a las dificultades propias del estilo woolfiano, tratando de conservar su textura particular, sus inesperados cambios de voz, su sintaxis personalísima. El resultado es una maravillosa traducción que honra el relieve propio de los cuentos de una de las escritoras más importantes de la literatura occidental. |
Virginia Woolf es una de las autoras icónicas del siglo XX, quien suele ser más conocida por su ensayo de Una habitación propia o sus novelas como Al faro o Las olas. Woolf es una autora con una prosa bastante particular lo que vuelve difícil su traducción, esta edición de Seix Barral es la primera traducción hecha en Colombia que estuvo a cargo del Colectivo Barbárika. Estos 18 relatos fueron traducidos por el colectivo de forma conjunta, con retroalimentación constante y como un experimento para intentar transmitir de mejor manera las particularidades de la autora.
“Su mente era como su habitación, en donde luces avanzaban y retrocedían, venían haciendo piruetas y pisaban con delicadeza, extendían sus colas, picoteaban a su paso; y entonces todo su ser se bañaba, de nuevo como la habitación, con una nube de algún profundo conocimiento, algún arrepentimiento no expresado y entonces se llenaba de cajones con llave, rellenos de cartas como sus escritorios.”
Virginia Woolf es una autora cuya gracia está en el cómo narró la cotidianidad de su época a través de monólogos y corrientes de la consciencia con una prosa preciosa. De alguna forma, Woolf le dio voz a los pensamientos femeninos tan mirados en menos, sobre todo en esos años, así le dio voz a las preocupaciones de las mujeres. Desde nuestra ignorancia dividiríamos estos relatos en dos tipos principales. En el primero, la autora se centró en la corriente de la consciencia y pensamientos de su protagonista o protagonistas mientras hacían algo muy sencillo. Aquí entrarían los relatos como La marca en la pared, Kew Gardens o Una recopilación, por ejemplo.
“Lo que todos tenían miedo de decir, era que la felicidad es muy barata. Se puede tenerla por nada. La belleza.”
En la segunda categoría, la prosa de la autora siguió siendo muy propia, pero mucho más clara y fácil de seguir, pues el foco del relato era el giro que tenía o lo que sucedía en él. Este estilo fue nuestro favorito, aquí entrarían relatos como El legado, La duquesa y el joyero o La partida de caza. La autora fue capaz de mantener por completo su estilo muy personal, pero dosificarlo lo suficiente como para permitir que no nos perdamos los detalles de lo que sucedía, las pistas que nos dio y el giro que nos entregó cuando acabó el relato.
“Palabras cortas e insignificantes expresaban también algo, palabras con alas cortas para su pesado cuerpo de significado”
Si han leído a Cortázar es probable que el estilo se les haga parecido, pues Woolf logró construir una prosa que mezcló diálogo, narración, pensamientos y cambios de narrador. Sus relatos son cortos, pero te obligan a estar concentrado para poder seguir bien el hilo de lo que está narrando. Al mismo tiempo, incluso así al terminar es posible quedar con la sensación de que no acabamos de entender del todo lo que la autora quiso decir y varios relatos, si no todos, requieren una o varias releídas para ser apreciados por completo.
“Sería maravilloso ser ellos, pero estaba condenada a ser ella misma y tan solo podía, de este modo silencioso y entusiasta, sentada afuera en un jardín, aplaudir a la sociedad de la humanidad de la que estaba excluida.”
Hubo relatos en los que no pasó nada importante como en El vestido nuevo, pero la forma en que estaban construidos, los pensamientos, las subidas y bajadas de humor, el caos de las ideas y las emociones resultaron maravillosos de leer. Woolf no tuvo problemas en representar esos ir y venir de la mente, las dudas, la ansiedad, los pensamientos intrusivos, los miedos, puede ser caótico y, a veces, complicado de seguir, pero es una forma bastante cercana a cómo realmente funciona nuestra mente.
“El alma -pues era consciente del movimiento en ella de una criatura que se abría camino a golpes en su interior e intentaba escapar, que por el momento llamaba el alma- es por naturaleza solitaria, un ave viuda; un ave posada distante en ese árbol.”
Es cierto que, como dijimos al inicio, dio voces a mujeres y representó su cotidianidad de una forma muy bella, llena de complejidad y humanidad. No obstante, en sus relatos también fue capaz de ponerse en los zapatos de personajes masculinos con un resultado tan favorable como en los otros. Por ejemplo, en El hombre que amaba su prójimo retrató a un hombre que moralmente se creía superior y miraba en menos la superficialidad del evento al que se vio obligado a asistir. O lo que hizo con La duquesa y el joyero narrando todo este plan por parte del joyero, su mente y su relación complicada con la mujer.
“Deja entonces que perezca tu esperanza, que languidezca en el desierto mi alegría, que avance desnuda.”
Algo interesante fue que, sin importar el largo del relato, la autora no solo era capaz de entrar en la mente de un personaje, sino que de varios. Si bien en algunos se centró solo en la mente de su protagonista como Lappin y Lappínova, la verdad es que también hubo relatos que se centraban en un lugar o un objeto e iban cambiando de punto de vista según la persona o las personas que pasaran por ahí, como Kew Gardens. O lo que hizo cuando lo que hacía era narrar la misma situación desde el punto de vista de ambos implicados, como fue el caso de Juntos y distantes en el que leímos a esta pareja que fue presentada y cómo su relación se fue desarrollando desde ambas partes.
“La vida es lo que se ve en los ojos de las personas; la vida es lo que aprenden y, habiéndolo aprendido, nunca, por más que intenten esconderlo, dejan de ser conscientes, ¿de qué? De que así es la vida, tal parece.”
Cuentos completos de Virginia Woolf son relatos que deben leer con tiempo, dedicándose a disfrutar cada uno, permitirse la concentración para devorar palabra por palabra y entender que es posible que tengan que volver a ellos de vez en cuando para terminar de entender su complejidad. Sin embargo, desbordan no solo la creatividad de la autora, sino que también un estilo muy propio de su pluma y sus temas recurrentes.
Autores: Virginia Woolf Editorial: Planeta de Libros – Seix Barral Saga/Autoconclusivo: Antología de relatos | N° de páginas: 216 ISBN13: 9789566173311 Precio: $14.900 |
Virginia Woolf (Reino Unido 1882 – 1941).- Hija del conocido hombre de letras Sir Leslie Stephen, Virginia Woolf nace en Londres el 25 de enero de 1882, y vive, desde su infancia, en un ambiente densamente literario. Al morir su padre, Virginia y su hermana Vanesa dejan el elegante barrio de Kensington y se trasladan al de Bloomsbury, más modesto y algo bohemio, que ha dado nombre al brillante grupo formado alrededor de las hermanas Stephen. En 1912 se casa con Leonard Woolf y juntos dirigen la Hogarth Press. El 28 de marzo de 1941, la genial novelista sucumbe a la grave dolencia mental que la aqueja desde muchos años atrás y se suicida ahogándose en el río Ouse. Además de Las olas (1931), Virginia Woolf fue autora de novelas tan importantes como El cuarto de Jacob (1922), La señora Dalloway (1925), Al faro (1927), Orlando (1928), Los años (1937) y Entre actos (1941). |