[Review de libro] El silbido del arquero: la Eneida narrada y la historia de su origen

El silbido del arquero es la narración en prosa de la Eneida de Virgilio, al menos de su inicio, con las voces de Eneas, Elisa, Ana y Eros, el dios del amor que intentó entrelazar a Eneas con Elisa. Todo esto intercalado con capítulos narrados por Virgilio previo a que comenzara a escribir este poema épico por presión del emperador Augusto, mientras teme por su vida y lo que ha hecho con ella.

Eneas logró escapar del largo asedio a la ciudad de Troya con su tripulación y su hijo, Yulo, siguiendo la profesía de que fundará una gran ciudad al oeste. Sin embargo, la embarcación naufraga en las costas de Cartago donde un reino está formándose, lleno de hombres ansiosos por la guerra y una reina temerosa de su propio pueblo.

“Llevo en mis venas la llamada del viaje y de los países que sueño con ver cuando sea mayor”.

La historia era posterior a la caída de Troya y narró los primeros años de Eneas luego de haber escapado con vida. Eneas cargaba el peso de ser el hijo de una diosa, lo que era secreto, y el de la profecía de que sería el padre de una de las más grandes naciones: Roma. No obstante, estaba cansado de la guerra, del derramamiento de sangre y solo quería un poco de paz. Y una parte de él creyó encontrarlo en Cartago junto a Elisa.

Elisa de Tiro escapó de su reino temiendo que su hermano la asesinara y fundó Cartago, pero sabía que su reinado era inestable, porque los distintos miembros de su consejo la querían a ella y el trono. Por eso al encontrar en Eneas a un hombre que no estaba sediento de sangre o poder sintió que finalmente estaba en paz. Pero la paz es difícil para Cartago cuando es atacado por los pueblos vecinos y cuando su mismo pueblo reniega de los troyanos que acampan en sus playas.

“He elegido. Elegir es un privilegio de los hombres, pero yo aquí soy más poderosa que ningún hombre. Todo depende de mi decisión y mi voluntad. Buscaré la satisfacción, la tranquilidad y la alegría según mis propias reglas”.

Es un libro rápido de leer, pues básicamente es la narración de lo que pensaban los personajes y lo que hacían. Quizá por esa misma velocidad era difícil realmente sentir algo por los personajes o preocuparse por sus destinos, puede que se sintiera algo superficial. Solo la narración fría de lo que pasaba y decían, y sí que había momentos enfocados en los pensamientos de los personajes, pero tenían ese tono de poema épico que lo hacía como si fuera una obra de teatro más que una historia real.

Uno de los aspectos más interesante fue que el libro vino a ser el proceso por el que Virgilio, finalmente, encontró la voz para poder escribir su poema más famoso: la Eneida. Nos gustó que fue en esos momentos finales en los que entendió que los grandes héroes solo sentían desesperación frente a sus destinos. La verdad era que sus capítulos fueron los que nos resultaron menos entretenidos salvo el último. Al final, solo era Virgilio yendo de un lado a otro mientras pensaba en lo difícil que era que Augusto lo obligara a escribir y el cómo se había vendido a Roma extrañando su tierra natal. Lo mismo con los capítulos de Eros, es cierto que tiene un rol en la Eneida, pero sus capítulos no aportaban demasiado a esta historia, era solo un narrador testigo que veía lo que pasaba entre Eneas y Elisa y que sirvió como voz en off del final.

“Los dioses no conocemos la aventura. Nunca nos sucede nada, somos eternamente jóvenes, no cambiamos, no corremos ningún riesgo, existimos en un asfixiante equilibrio, como seres pálidos, desprovistos de un mañana y satisfechos de nosotros mismos”.

La otra narradora era Ana, medio hermana de Elisa, una chica marcada que vivía a su ritmo pues era la única niña en Cartago. Si bien entendemos su aporte a la historia, tampoco terminó de funcionar del todo, cumplió más el rol de un narrador de lo que pasaba fuera de Elisa y Eneas, más que un personaje con motivaciones propias. Tuvo un rol importante en el desarrollo de todo y era esa voz más inocente y pura que solo quería vivir tranquilamente con su hermana, pero no nos terminó de funcionar.

El silbido del arquero es la novelización de un fragmento de la Eneida que es sencillo y rápido de leer, con una prosa ágil y actual narra los eventos posteriores a la llegada de Eneas a Cartago y los eventos que provocarán la eterna enemistad entre Cartago y Troya. Al mismo tiempo nos cuenta el origen de la Eneida y el proceso por el cual Virgilio encontró la voz y lo que quería contar con el poema.

Irene Vallejo (España, 1979)-. Estudió Filología Clásica y obtuvo el doctorado europeo por las universidades de Zaragoza y Florencia. Apasionada por los clásicos, entreteje en su escritura el tapiz del presente con los hilos de la cultura grecolatina. Colabora como columnista en El País, el Heraldo de Aragón y en Milenio. En su obra de ficción destacan las novelas La luz sepultada (2011) y El silbido del arquero (2015), y libros infantiles como La leyenda de las mareas mansas (2015). Además, ha publicado las antologías de artículos Alguien habló de nosotros (2017) y El futuro recordado (2020), un Manifiesto por la lectura (2020) y el ensayo El infinito en un junco (2019), por el que fue galardonada con el Premio El Ojo Crítico, el del Gremio de Librerías, el Premio Nacional de Ensayo 2020, el Premio Aragón 2021 y el Premio Antonio de Sancha 2022 del Gremio de Editores.