[Review de libro] La prisionera de Vallenia: una secuela entretenida con un final de infarto

Un par de años atrás llegó a Chile La sanadora de Zalindov, la primera parte de una trilogía juvenil que nos gustó mucho en la que la protagonista era una chica que llevaba una década encerrada en una temible prisión. Ahora, llegó su secuela La prisionera de Vallenia que continuará con la historia de Kiva. En esta reseña encontrarán spoilers del primer libro, pero no de este, así que están avisados.

Kiva escapó de Zalindov con ayuda del príncipe Jared y con Tipp a su lado. Así es como después de semanas llegó al reino de Vallenia y conoció a toda la familia real, pero no tardará en descubrir que estos no eran los villanos que imaginaba. Ni sus hermanos eran la familia que ella recordaba. De esta forma, Kiva terminará atrapada en una red de mentiras y tendrá que decidir a quién debe ser leal, a su familia o a la familia que la aceptó después de la prisión.

La sanadora de Zalindov nos dejó con el giro final de que Kiva era hija de la reina rebelde y que estaba dispuesta a todo para recuperar el reino de su familia. Para esto, debía encontrar a sus hermanos y abandonar el grupo que se formó con Jaren, Tipp, Naari y Caldon, pero esto será más difícil de lo que imaginaba pues sus sentimientos por ellos crecían día a día. Por esto, cuando sus hermanos le pidieron que espiara a la familia real, accedió a pesar de sus sentimientos encontrados.

Disfrutamos mucho este libro, fue adictivo y rápido de leer como los juveniles de más de una década atrás. Además, tenía su toque de romance y humor justo para que fuera entretenido de leer no solo por la trama, sino que también por las interacciones entre sus personajes. En especial, Cal, el primo del príncipe, fue el personaje que se robó la atención en este libro, su personalidad ligera, su humor y forma de ver el mundo, pero al mismo tiempo siendo inteligente y leal, fue por lejos nuestro personaje favorito.

Por otro lado, la relación de Jaren y Kiva siguió manteniendo esa continua tensión sin resolver, pero de la que ambos estaban más que conscientes. Jaren sabía lo que sentía, pero también temía lo que sus sentimientos podrían significar para Kiva, por ese motivo no hacía algo al respecto. Jaren era el clásico personaje con personalidad de golden retriever, sin llegar a sentirse tonto o demasiado ingenuo, solo era un personaje bueno que quería lo mejor para los demás.

En el primer libro nos gustó Kiva y su personalidad, a pesar de todo lo que vivió era una chica que quería ayudar al resto, que quería ser luz para los demás. Por ese motivo, muchas de las malas decisiones que tomó, que fueron casi todas en este libro, se sintieron justificadas, porque Kiva quería creer en las demás personas. En especial, después de pasar una década encerrada, era lógico que buscara el consuelo de sentir que tenía personas a su lado y que quisiera creen en ellas.

No obstante lo anterior, la verdad es que llegó a ser molesto lo evidente que era todo, quién era malo, e incluso lo que iba a hacer a continuación y la incapacidad de los demás personajes de notarlo. De nuevo, mucho de Kiva era coherente con su personaje y por las personas en las que depositó su confianza, al final a veces seguía siendo la niña de siete años que estaba prisionera. Sin embargo, llegó un momento en el que casi dolía lo evidente de la traición que se venía o la forma en que creía que no estaba diciendo algo importante, pero estaba entregando todo lo que los malos necesitaban para hacer daño. Para ser un personaje que vivió entre gente peligrosa por una década le faltó la astucia que mostró en el primer libro.

No solo ella, Jared pecó de ser demasiado confiado y la realeza de Vallenia a pesar de todo ese show de familia normal, también se sintió irresponsable por la manera tan sencilla a la que se tenía acceso a ciertas cosas. Se suponía que eran el reino más poderoso, pero incluso robarles un objeto importante fue demasiado sencillo. O un personaje cuya información podría haber ayudado a Kiva a no ser tan ingenua, decidió no decir nada hasta que fue demasiado tarde.

Como dijimos, disfrutamos este libro porque era entretenido de leer y muy adictivo por sus personajes. Sin embargo, el último cuarto se sintió frustrante por todas las cosas que sucedieron y que pudieron evitarse con un poco de sentido común y comunicación. Estaba bien que existiera drama y estos problemas, pero para el final fue demasiado. Además, la autora volvió a dejar el libro con un cliffhanger que solo nos dejó con ganas de leer el siguiente.

La prisionera de Vallenia fue una segunda parte que durante gran parte de su lectura se sintió divertida y más ligera que la primera, con mucho de la protagonista relacionándose con otras personas y conociendo el mundo fuera de la prisión. Sin embargo, el final del libro estuvo lleno de traiciones y errores por parte de la protagonista que llevaron a un desenlace dramático con cliffhanger.

“Sé lo que se siente cuando solo te dejan con la oscuridad. Sé lo que es convertirse en esa oscuridad, cuánto te consume. Es más fácil esconderse en la noche que luchar por la luz. También sé lo tentador que resulta no sentir ninguna de esas sosas. Apartarse de todo el mundo para no tener que vivir ese tipo de agonía otra vez”.

Lynette Noni (Australia)-. Estudió periodismo, escritura académica y comportamiento humano en la universidad antes de aventurarse en el mundo de la ficción. Ahora se dedica a la escritura a tiempo completo y es autora de The Medoran Chronicles, una saga éxito de ventas de literatura juvenil, y de la multipremiada bilogía Whisper.