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SINOPSIS: Ana Belén Liaño, la primera novia de Kraken, aparece asesinada. La mujer estaba embarazada y fue ejecutada según un ritual de hace 2600 años: quemada, colgada y sumergida en un caldero de la Edad del Bronce.
1992. Unai y sus tres mejores amigos trabajan en la reconstrucción de un poblado cántabro. Allí conocen a una enigmática dibujante de cómics, a la que los cuatro consideran su primer amor.
2016. Kraken debe detener a un asesino que imita los Ritos del Agua en lugares sagrados del País Vasco y Cantabria cuyas víctimas son personas que esperan un hijo. La subcomisaria Díaz de Salvatierra está embarazada, pero sobre la paternidad se cierne una duda de terribles consecuencias. Si Kraken es el padre, se convertirá en uno más de la lista de amenazados por los Ritos del Agua.[/box]
En julio, Planeta de Libros Chile no solo trajo la primera parte de la Trilogía de la ciudad blanca (El silencio de la ciudad blanca) sino que también su segunda parte titulada: Los ritos del agua. Como imaginarán esta reseña tendrá spoilers de la primera entrega, mas no de esta.
¿Qué sucede en este libro? La historia parte cuando el cadáver de quien fue el primer amor de la cuadrilla de Unai aparece embarazada y asesinada. Esto llevará al detective a tener que acelerar su regreso a la policía y, también, enfrentarse a las secuelas que le dejó la bala que casi acaba con su vida.
Si leyeron la reseña anterior saben que no me pareció que el misterio fuera llevado a cabo bien en ese libro, acá no es perfecto, aunque sí mucho mejor. Hay una mejoría en cuánto a las pistas que se van dando y en que no se guardaron para el final. Sin embargo, el libro sigue teniendo exactamente la misma lógica del anterior: cero idea por parte de nuestros detectives hasta la página 300 y algo, luego, todo cae de golpe. La persona responsable termina siendo alguien que conocían y una escena dramática con secuestro al final. Es idéntico al anterior.
Si bien admito que el misterio funciona mejor acá y que casi disfruté las últimas páginas, los personajes se me hicieron insoportables. Unai y su cuadrilla no tenían sentido para mí, se suponía que eran mejores amigos de la infancia, pero nunca vi una verdadera amistad en ellos (no así con Estíbaliz). No pude creer el cariño que se tenían porque nunca lo vi, era algo que me decían y no mostraban. Incluso peor, demostraban lo contrario, ya que se mentían, engañaban, ocultaban información, etc.
En lo anterior está el gran problema con esta novela: cuenta, pero no muestra. Un error común es cuando un escritor nos dice que su personaje es de tal o tal forma, sin embargo, como lectores nunca tenemos la oportunidad de descubrirlo por nosotros mismos. Todo el tiempo nos dicen que Unai es un gran perfilador, pero el tipo es incapaz de leer a una persona, incapaz de entender lo que pasa por una cabeza e incapaz de sentir una verdadera empatía por otros. Para ser un perfilador famoso tiene una cantidad preocupante de gente psicópata a su alrededor (gente de la que no desconfía hasta que es muy tarde). Dentro de lo mismo, se nos cuenta que Alba y Esti se están haciendo buenas amigas, aunque no es mucho lo que nos dejan ver de esta amistad. Se nos cuenta que cuando están juntas no hablan de hombres, pero en la única conversación que pudimos leer de ellas solas lo único que hacen es hablar de Unai. Todo lo “bueno” en este libro solo es algo que se cuenta, algo que la autora asume por explicado y sigue adelante.
En mi opinión, un aspecto importante de las novelas policiales tiene que ver con tener un buen detective que lleve el hilo. Después de todo, es él el que terminará atrapando al asesino en serie (porque asumimos que en toda novela se termina atrapando al “malo”). Sin embargo, Unai es el ser humano con peor capacidad deductiva que he conocido. Nada lo descubre él, todos los avances son gracias a la médico forense, a los de informática, a gente que averigua cosas, y él es quien se lleva el crédito. Solo una vez lo vi hacer una deducción y fue porque Esti la hizo antes. No obstante, ¿a quién aplauden al final por encontrar al culpable y ser el héroe de la ciudad? Sí, a Unai. El hombre que tuvo a la persona culpable cerca todo el tiempo y no se dio cuenta hasta que esta persona lo confesó. Si a eso se le suma que lo dejan dentro de una investigación en la que está personalmente involucrado y que este mismo hecho más que sumar resta, es absurdo.
En un ámbito aún más personal el mayor aspecto que me molestó en la novela está relacionado con el machismo que hay en ella. Existe una tendencia a culpar a la víctima y defender al victimario. Es un libro en el que los hombres creen en los hombres, en el que las mujeres son las malas que andan robando inocencias, que están locas y cuentan mentiras, mientras que los hombres solo intentan salir adelante. Lo peor es que no es así para dar un mensaje, para mostrar que el machismo mata (y lo hace literal en este libro, quizá no de forma directa), sino que es algo que la misma autora no parece ver y eso me molestó.
A pesar de todo, Los ritos del agua es un libro mejor armado en cuanto al misterio que su predecesor, con un mejor villano al que podemos conocer un poco más y entender. Sin embargo, cae en los mismos errores en cuanto a los personajes y decir y no mostrar que el primero.
Muchas gracias a la editorial por el ejemplar.
Autor: Eva G.ª Sáenz de Urturi
Editorial: Planeta
N° de páginas: 448
ISBN13: 9789563606003
Precio: $15.900
Idioma: Español
[author] [author_image timthumb=’on’]http://www.evagarciasaenz.com/wp-content/uploads/2016/05/eva-copia.jpg[/author_image] [author_info]
Eva G.ª Sáenz de Urturi (España, 1972)-. Publicó en 2012 su primera novela La saga de los longevos que se convirtió en un fenómeno de ventas y fue traducido al inglés con una gran acogida tanto en Estados Unidos como en Reino Unido. En 2014 vio la luz la segunda entrega de la saga, Los hijos de Adán, y también la novela histórica Pasaje a Tahití. En 2016 publica El silencio de la ciudad blanca, un thriller apasionante ambientado en su ciudad natal, que ha supuesto un gran éxito de crítica y ventas en nuestro país y cuyos derechos de traducción ya han sido vendidos a diferentes países y está en proceso de adaptación cinematográfica. Con El silencio de la ciudad blanca arranca una trilogía de la que Los ritos del agua es la segunda entrega.
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